lunes, 30 de diciembre de 2013

Tiempo

Detén esta lengua filosa que no pierde oportunidad de cortar como fuego.
Detén esta locura de inyectar veneno.
Detén las palabras que hieren y hazlas sudar dulzura.
Deténme antes de que me lance a la cordura. 

Detén el tiempo con un beso proclive a la muerte por asfixia.
Detén la vida en una noche de sexo proclive al infierno.
Detén mi mano a través de los años...
Detén mis pensamientos con un "te amo"...

Detente un minuto y piensa en mi una vez al día, aunque te provoque erecciones dolorosas que no sé como bajarlas sin estar presente.
Detente en mi, en mis pezones duros y el aroma dulce de mi cuerpo.

Detente en mi vida y sigamos juntos el camino.

Todo es cuestión de tiempo que no regresa.

Deténlo conmigo...

Desnúdate

Desnúdate... Deja que recorra cada centímetro de tu piel con mi mirada.
Desnúdate... Deja que bese cada centímetro de placer que tienes en la entrepierna.

Desnuda ese cuerpo cansado de besos tibios y permite que mi calor lo haga fuego. 
Desnuda tu piel de recuerdos para que mis manos la llenen de tatuajes. 
Desnuda tus besos de otros bocas que voy a dejar mi firma en ellos. 
Desnuda tus manos de esa caricias flojas que solo aprendieron a dar placer tierno.
Desnuda tus oídos de gemidos proclives a la mojigatería y te enseño como gime una fiera.
Desnuda tu mente de recuerdos pornográficos que te voy a llenar de imaginación.
Desnuda tu alma brillante de matrimonios obsoletos, que la mía quiere abrazarte.

Desnúdate que estoy por habitarte.

Quédate

Quédate para ver como me rompo en pedazos cuando discutas tu posible ausencia.
Quédate para ver la fuerza que tengo para retener cada uno de los pedazos de mi alma juntos alrededor de tu corazón.
Quédate para saber como podría verme vieja.
Quédate para saber que voy perdiendo cada año un poco más de mi cordura.
Quédate hasta que duela verme perder la razón de cada una de mis neuronas.
Quédate para ver como me olvido poco a poco de quien eres en mi vida. 

Porque estoy segura que el infierno que me espera va a ser olvidar cada uno de los recuerdos fabulosos de mi vida y sumergirme en el rencor que nunca resuelves en tu vida.


Quédate...

Me quedo

"Amor de mi alma"... Así le dije a manera de hacerle saber que tanto puedo amarlo. 

Esas frases que se dicen sintiéndola y te da miedo dejar de sentirlo porque si me rompo "Esta vez no tengo compostura". Pienso en frío y evito que las lágrimas me invadan, conociendo que solo hacen crecer los miedos de enfrentarme a la ilusión del momento.

Nosotros se mide en letras escritas, en verdades dichas mirándose a los ojos. Corro las escaleras hacia la puerta, para ver la luz del día y no permitir que el sótano me atrape. Pero me quedo al borde de las escaleras, solo por si acaso la luz se vuelve fuego. 

Te amo y te escucho.
Me lees y me amas.

Aunque muchas veces escribo balas que no te atinan, porque tienes la sabiduría de esquivarlas. Pero dime ¿Que harías si fuera simple, llana y todo fuera rosa? Tal vez sería una perfecta esposa. 

Me lees y me conoces cada vez más. Aunque no me dejes contarte todas las historias de amor de mi vida. Soy tan masoquista que me encantaría conocer los detalles de cada una de la tuya, por el simple hecho de que nada me puede hacer doler tanto que imaginar que un buen día, me dices "No puedo". Donde el "no puedo" es sabido que es un "no quiero" disfrazado de cordura.

Así que acá estoy esperando que no llegue el "no puedo", que muchos me han dicho entre besos y caricias. Esperando que llegues con el "me quedo", que pocos han dicho entre lágrimas y risas, pero que nadie ha mantenido hasta el final de sus días.



Bésame, Déjame, Regresa

"Bésame", me dijo.

Yo lo besé con dulzura, amor y soltura.
Yo lo besé con dolor, ardor y amargura.
Mordí su boca hasta sangrarle los labios y escaldarle la lengua, hasta que mi sabor nunca se fuera de sus papilas gustativas, hasta que me reconociera en la boca de otra que besaría solo para que no me olvidara. Lo besé con la fuerza de mi alma infinita. Lo besé hasta hartarlo de mi boca. 

"Déjame", me dijo.

Yo lo dejé como se dejan los trastes sucios. 
Yo lo dejé con dolor, ardor y amargura.
Lo dejé atrás con sus rencores y sus dudas. Lo dejé con esa vida llena de tatuajes que grabaron su odio. Lo dejé recordándolo todos los días. Como se recuerda la risa, el sol y el amor. Lo dejé tanto que me recuerda todos los días.

"Regresa", me dijo.

Y yo regresé a los pies de su cama, con la mano en la cintura, mirando como se desangra con los pasajes bíblicos de su vida. Regresé a verlo sin haber cambiado sus ataduras. Regresé a ver las anclas de sus sentimientos, donde el amor lo defraudó nuevamente y la vida lo hizo llenarse de más rencores. Regresé para descubrirlo.

Besarte y Dejarte fue la mejor parte de mi vida. 
Regresar fue trastornador.

Ahora... 

Bésame, Déjame y no regreses.


El fatalismo

¿Sabes? A veces el fatalismo me gana... La oscura imaginación se apropia a mordidas de la luz...

Así comenzaba a escribirle cuando me di cuenta del cuarto oscuro y grande en el que me encontraba. 

Ironía escribir de amor en un sótano falto de luz natural. 

La luz artificial se columpia de las esquinas sombrías que amenazan en convertirse en esos monstruos que destruyen vidas y devoran almas.

Los recovecos oscuros se cuelgan de las chispas de luz para hacerse todavía más oscuros y mirarte de reojo amenazadoramente.

La alta sombra que se para atrás me respira en la nuca para no hacerme olvidar que mi cordura pende de un beso de ella.

Los dedos largos y grises se acercan suave a tocar la mano con la que escribo, cuando están por tocarme una vela se enciende, provocando que se retraigan.

El frío me abraza, amándome hasta hacerme doler cada hueso del cuerpo.

El hambre me hace rugir las entrañas y la sed me rompe la boca con la que quiero gritar.

El ruido de afuera no existe, imposible que ni un solo ruido se cuele a este lugar de frío y gris concreto.

Me siento día tras día en esta silla, frente a este papel y solo escribo de miedo. 

Se acerca... Sus pasos... Se siente... 

Va a leer esto y va despotricar porque sigo sin escribir un cuento de amor. Porque sigo sin comprender la luz que eso implica. Y entonces me dará "su amor". Entre golpes y moretones, entre mordidas y carcajadas, entre dolor y lágrimas. Y querrá que con eso entienda lo que es amor, amor a su manera. 

Se detiene... Silencio... Duda...

Sigo escribiendo para que duela menos el frío. Estoy en los huesos. Estoy cada vez más débil hasta para levantar el lápiz. Solo las letras me animan. Sigo sin imaginar el amor. Desde ese golpe en la cabeza y despertar con un balde de agua fría en la cara en este sótano. Meses, días... no tengo idea cuanto llevo a su lado. Solo se que sigo "viva", esperando el final. 

Si escribo de amor me dará más de comer y me hará el amor. No le creo. No creo que el amor me dé de comer. No creo que me haga el amor ¿Qué es hacer el amor? ¿Cómo? 
Dice:  "Inténtalo, una vez que empieces fluye solo". 
Y me acaricia la mejilla, para después abofetearla. 
Dice: "Eso es amor". 
Pero sigo sin entender ¿El amor debe dar placer y luego duele? 
Dice: "No, el amor da placer pero es como el dolor" 
¿Cómo? Sigo sin entender. 
Dice: "Es fuerte, de improviso golpea, entorpece, arde." 

Me niego a creer que "su amor" es como el dolor.

Escucho sus carcajadas. Dice: "Escucho a tu cabeza devanarse por entender algo que solo se siente y se tiene que vivir". 

Sigo pensando y tengo hambre. Las sombras me acarician y me rozan los ojos. Me hacen lagrimear, me hacen llorar sin que yo lo quiera. 

Dice: "Cuando estés lista, la puerta esta abierta. Cuando estés lista, las escaleras están ahí". 

No hay escaleras, no hay puertas, no hay luz natural ¿Acaso piensa que estoy ciega?

Dice: "El dolor y el hambre te ciega y no te deja ver donde estás".

El dolor y el hambre que él me ha proporcionado. 
¡Maldito Sádico! le grito.

Escucho sus carcajadas y sus pasos alejándose. Este sótano es cada vez más frío y no sé como salir de aquí. De pronto escucho que golpea la puerta que no veo y me grita.

El fatalismo te esta comiendo viva...





domingo, 29 de diciembre de 2013

Y si...

Encerrada en la fantasía de mi imaginación plasmo un "nosotros" inexistente, alternativo. Sopesando las consecuencias de haber caído en el mismo momento juntos. Diluyo detalles y me voy por momentos perfectos que marcaron la existencia de un "nosotros". Borro los problemas y añado texturas. Elimino personas y añado otras. Un te amo no basta y me quedan mejor las escenas demostrando ese amor. Sacrifico personajes importantes de mi vida con tal de mantener el hilo de la historia. Extrañamente me anima la galopante imaginación subversiva, sonrío y voy por el día como si existieras a dos minutos de mi mano. De pronto sin más mi mente se cierra y mira hacia la realidad y me dice callada desde el espejo que no existimos. Me dice que solo soy un simple espejo roto. Me explica con paciencia "No vuelvas, que solo haces que se quiebre más la frágil cordura".  

Y recuerdo de todas las cosas que he huído. 
Huí de la partida del Viejo.
Huí de una propuesta de matrimonio.
Huí de un gusto por la medicina.
Huí de la dulzura.
Huí de mi misma en algún momento.
Huyo, porque se me hacía más fácil que enfrentar la gran tortura de lo que se cree generaría dolor. 
Y actualmente me dirían: "Huye, que lo último que necesita tu alma es otra vez una decepción". Pero me queda una suave voz que me dice en susurros:

¿Y si esta ocasión no huímos? 



viernes, 27 de diciembre de 2013

Incendio

Sus encuentros cada vez eran más frecuentes. Asesino y pirómana en una cama. Disfrutándose. Ella sabía bien quien era y cada vez que lo escuchaba dormir recordaba que él había devorado el corazón de su amado. 

- ¿Porqué te acuestas con él?
- Me gusta y así lo tengo cerca
- ¿No me extrañas?
- No me hagas eso, sabes que muero cada día que no estoy a tu lado
- ¿Cuándo termina todo esto?
- No lo sé...
- ¿O no quieres que termine?

Su mente lo veía perfecto hablándole mientras la abrazaba y besaba. Sabía que su cordura esta comprometida. Sabía que verlo era real y no. Sus caricias y sus besos eran tan reales, su voz, su mirada y sus cuestionamientos. Sabía que pronto debía terminar y él, su asesino, debía morir... ¿O no debía morir?

En la habitación, él la escuchaba hablar en el baño, sola, sabía lo trastocada que estaba desde que la dejó con vida y la incito a buscarlo. Extrañamente le causaba ternura. Quería llenarla de besos y caricias, quería tenerla siempre a su lado. Esos encuentros hicieron poco a poco que él se enamorara de ella. Increíble que el asesino sintiera algo.

- Por fin - Suspiró.

Su mente era clara, fría, metódica y estando a su lado era todavía más refinado su método. El último corazón que había devorado era el de Él, el amado de su bella pirómana. 

- Esas cicatrices - dijo entre dientes.

Ella podía quitar esas cicatrices de su espalda pero no lo hacía y no tenía reparo en mostrarlas. Eran el perfecto recordatoria de lo rota que quedó. De como la rompió. El asesino sabía que él era la cuerda floja de su cordura. Cada encuentro hacía que dudara de morir. Él anhelaba morir en un inicio, pero ahora al haberla descubierto no sabía si era lo más sensato, o mejor dicho no sabía si era amor lo que sentía.

Cuando ella salió del baño, él fingió dormir. Se acercó suave a verlo y observarlo por un rato. La miró sentarse desnuda frente al ventanal, miraba la ciudad, sus luces y jugaba con su encendedor. 

Miraba la ciudad, disfrutando el silencio de la habitación y la respiración suave de su asesino. El sonido de su encendedor apaciguaba la presencia de su difunto amado. Estaba decidida, la siguiente noche sería el fin de todo esto. Terminarlo con el año. Terminar su dolor y esa locura que avanzaba con pasos agigantados.

Días después volvió a ver su firma en el aire, los encuentros eran cada vez más frecuentes. Humo, negro, oscuro. La estación de bomberos incendiada ¿Para que? Él se preguntaba eso cuando cayó en cuenta de que era el anuncio del fin. Como sello apocalíptico. Pronto la vería, pronto sería su fin, pronto tendría la muerte que deseaba. 

Noche Vieja y la encontró en el camino, en realidad ella lo encontró. Se tomaron de la mano como muchas otras ocasiones. Caminaron sin decir nada, observando los coches, la gente lista para despedir el año y darle la bienvenida entre alcohol y besos impertinentes, al nuevo. Sin creerlo, lo llevó hasta la casa donde ella vivía con su amado, cuando recién la descubrió. La había reconstruido. Exacta hasta los adornos. Le sirvió vino, ambos eran fríos y hoy más. Hablaron de todo. Bebieron de la misma botella y solo él comenzó a sentirse adormilado. 

Despertó en el jardín de la casa, con el calor del fuego. Tardó en reaccionar y miró hacia la ventana de arriba y ahí estaba ella, hermosa, rodeada de fuego y pensó que iba a correr en cualquier momento. Pero ella solo lo miraba, abrazando la urna de él. Le regaló una última sonrisa. Trató de llamar a los bomberos y la respuesta fue que ya habían mandado alguien de la estación de bomberos más cercana. La más cercana había sido incendiada... La más "cercana" estaba a 20 km.

Silencio y el crepitar del fuego devorando todo. Corría, le dolían los pulmones, las lágrimas corrían frías por su cara.

¿Habría salido?
¿Estaría corriendo hacia otro lado?
¿Debía regresar a buscarla?
¿Se suicidó?

Tantas preguntas y su frialdad de asesino se había resquebrajado. Aquel que devoraba corazones frescos. Aquel que creo un monstruo. Aquel que sostenía un cuchillo sin temblar. Temblaba y lloraba como adolescente enamorado. No tenía respuesta para sus preguntas.



Un beso y una mirada

Increíble que hace muchos años vivíamos a escasos 5 minutos uno del otro y por extrañas razones no coincidimos en ningún lugar y cuando lo hicimos, fuimos solo una mirada que cuando comenzaba a resonar en la mente alguien distraía nuestros pensamientos hacia otro objetivo. Coincidimos por años en lugares como la Condesa y probablemente mientras yo daba la vuelta en una esquina tu te subías al coche.

Al final coincidimos en un beso y una mirada. Esa actitud de galán de cine y esos besos lanzados al infinito para quien quisiera hacerse de ellos y yo solo decidí corresponderte con uno. Después decidí mostrarte mis ojos... Creo fue suficiente para llamar tu atención.

Es tan fácil dejarme cuando comienzo a portarme fría. Es tan fácil irse cuando alguien dice "hasta aquí". Pero no dijiste "hasta aquí". Solo tuviste la paciencia de acercarte, de hablar, de cuestionar y de tocar esos hilos que me sostienen. Y yo miraba fría tu tesón. Vi tu calor caminar suave hacia mis pies. Tu mano acercándose a tocarme la sonrisa. Tu voz portando los besos y abrazos que me hacen falta. Y si lloro, porque soy tan fuerte que me rompo fácil cuando alguien me toca. Y tu me tocas, extrañamente profundo. Y no logro que te alejes, solo logro que te acerques más. No me da miedo la cercanía, me da miedo que se rompa y que las ilusiones se congelen en una telaraña de sueños.

Y lucho, como lucho.
Y soy dulce, muy dulce.
Y soy amarga, como la realidad.
Y soy soñadora, como tú.
Y soy imperfecta, pero para ti soy perfecta.
Y soy aterradora, sin dar miedo.
Y soy fría... pero me derrito entre tus brazos.

"Ese es tu lugar" dijiste. Tus brazos. 

El 2013 se acaba y viene la promesa de enero y un nuevo año y nuevos caminos. Caminos que se pueden tornar tan agrestes que cualquiera se da la media vuelta o se queda varado en el primer refugio que encuentra. El final del camino se llama "muerte" y es solo llegar a un puente.

¿Caminamos juntos hasta el puente?


2013

"Nunca hablar de mi", esa regla ciega e implícita en tanto de lo que escribo. Y sin embargo, algunos me logran leer entre líneas. Ahí estoy, agazapada, adolorida, sufriendo y llorando. Plasmo ilusiones, amor tan grande que solo yo puedo entregar y amistad tan profunda que se vuelve amor puro. 

2013 ¿Quién no luchó batallas grandes este año? ¿Quién no salió victorioso a su modo de cada una de ellas?

Mi batalla más grande es siempre contra mi misma y seguirá siempre siendo esa. Cada batalla es mejorar. Cada batalla es dejar atrás esas emociones duras que se llevan las mejores sonrisas. Así que este año ha sido batallas y guerras en contra mía. 

Seguiré escribiendo cuentos, seguiré leyendo todo lo que caiga ante mis ojos y seguiré dejándome acariciar por letras ajenas y propias.







Cocktail Infierno (Barman: TDV)

Permítanme compartir con ustedes lectores, la preparación del mundialmente conocido 'Cocktail Infierno'...

INGREDIENTES:

1 parte de desengaño amoroso,
2 partes de heridas sin cicatrizar,
1 pizca de conductas auto destructivas,
Todo tipo de drogas.

PREPARACIÓN:

En una coctelera bien oxidada y abollada por el paso de los años, mezclar primero la parte de desengaño con las dos partes de heridas sin cicatrizar. Agitar vigorosamente. Acto seguido añadir la pizca de conducta autodestructiva y volver a agitar.

Una vez servido, espolvorear con todo tipo de drogas al gusto.

Que lo disfruten.

2012 El Viejo.

... al que le faltan diez días para irse y que es el año en que los milenarios Mayas presagiaron que el mundo terminaría, ha sido muy especial para ambos...

Para ti, porque rompiste un proyecto de vida al que poco a poco le fuiste poniendo mucho paciencia, cada vez mas tolerancia, mucha voluntad y también - porque no - muchísima comprensión. Sin embargo, las caprichosas circunstancias de este acto, se dieron distintas a lo imaginado y todo cambio. La historia concluyo tan abruptamente como empezó. Puede haber otra con los mismos protagonistas. Pero sera eso . otra...

Hoy eres otra persona. Cada vez mas enriquecida por la vida. Cada vez mas curtida y menos crédula. Sin embargo, como buena geminiana, aseguro que estas llena de ilusiones, de anhelos y de esperanzas. Obviamente tu motivación sigue intacta, aunque a veces dudes de ello....

No esta demás decirte, o mejor dicho repetirte, que a lo largo de los años que nos conocemos, has ido creciendo en lo que por ti siento. Hoy ya no se lo que eres, pero si se lo que vales. Vales lo que pesa el amor, el cariño, el aprecio, la necesidad que tengo de ti. Eres tan grande como tu tierra y tu cielo. Eres simplemente maravillosa, inteligente, adorable... y esas ahí, para saber que estas ahí. Y eso es oasis para mi. Imaginar tu risa me da aliento cuando preciso respirar. Te quiero como no quiero a nadie. Uno tiene parámetros imaginarios que aprendemos a entender para querer a las personas de acuerdo al "rango" :  madre, padre, hermanos, hijos....Tu Chenifer has conseguido podio propio, lugar distinto en este corazón viejo pero lleno de amor por la vida

Para mi, este año es emblemático. Porque estoy de vuelta sin destino. Incongruencia no ? Estoy de nuevo dentro del lejano ámbito primario de convivencia, recordando permanentemente mis hábitos cercanos de supervivencia de libertad e incertidumbre. Patético quizás.

Por eso no dejo de reconocer que 2012 es diferente. Es, como que los acontecimientos se dieron para que tuviera respuesta concreta a la pregunta hipotética ( hasta julio ): ... ¿y que pasaría si alguna vez regresaras? Hasta esa posibilidad me dio la vida. Esta de ayer y hoy, que la Virgen me regala todos los días bien levantado.

Por un 2013 excelente.... que va a ser nuestro año : AMOR DE MI VIDA !!!!

Un beso, un abrazo, un mirarte a los ojos, una caricia, un tocar tus lágrimas, un apretar tus manos... 

Tu viejo

viernes, 22 de noviembre de 2013

Crepitar

La madera crepita armonioso, pero una mente ardiendo crepita de manera distinta, es una ola de lava. Ese fuego mental empieza incendiando los sentidos hasta hacer doler la piel. El calor que hierve la sangre. El bombeo rápido de corazón que levanta el gemido. El vientre duro de placer. Las piernas acalambradas de orgasmos. Su mente divagando en la droga que él administraba sabiamente. Muy en el fondo de sus cuartos mentales oscuros escuchaba "fue él". No lo iba a saber hasta el final. Y tendría que decidir una vez más. Fingir ser Dios y juzgar ¿Vivir o morir?
Su mente entre todo el caos recordaba esa voz haciendo la pregunta ¿Donde esta Dios? Fue la última vez que estuvo viva. Después de la pregunta solo escucho el estertor de su amor. 
Seguía negando esparcir sus cenizas. El asesino había devorado el corazón de él y su amor estaba incompleto. No, no lo esparcería incompleto. Antes de dejarla sufriendo le dio la llave de las esposas mientras el fuego los rodeaba. Apenas había tenido tiempo de salir de ahí, sus cicatrices le recordaban diario donde, cuando y porque había muerto. 
Al salir corriendo con la piel en carne viva encontro la nota y el encendedor. 

- Para ti hermosa, has arder el mundo a tus pies. Tal vez tengas suerte y me incendies en él.

Sus incendios comenzaron para atraerlo. Siempre pegada a ese encendedor. Siempre ardiendo. Esperando verlo entre las llamas. Era la forma de llamarlo de tenderle la trampa. Ella sabía algo, quería que él estuviera al tanto de eso. Él quería morir y la había elegido como verdugo. Eso era lo que ella sabía.

"¿Quien más para ejecutarlo si no era ella?" Acariciaba esas cicatrices y pensaba en la hermosa firma que había plasmado en ella. Esa piel era su lienzo más hermoso. Cuando la veía incendiar algo pensaba que por lo menos el infierno si existía. Y si el infierno existía entonces Dios estaba por ahí, observando. "Maldito voyeurista sádico". 



jueves, 14 de noviembre de 2013

Infierno en la piel

Como dice la canción "todo arde si le aplicas la chispa adecuada", hasta tú. Puedes, si alguien logra encontrar la mecha que te puede hacer explotar. He visto tus incendios, tus fuegos, tu inequivoca firma. Te he visto merodear personas, te he visto destruir vidas. He observado como dejas que el fuego te rodeé, como lo dejas lamer casi tu piel, cierras los ojos y respiras tranquila, tu cabello flotando y tus puños cada vez más apretados. De pronto... Corres, huyes y dejas las flamas, te enfrias y luego hundes tu cara en la almohada, llorando y vuelves a la frialdad que te caracteriza. Nadie se acerca entonces nadie hace daño. Así quejarse es más fácil. No hay nadie que te sostenga, entonces es más fácil quedarte tirada el tiempo que quieras. Sola, te gusta la soledad. Tanto que alguien se acerca y después de dos o tres salidas te sientes invadida. Entonces comienza el frío de tu piel. Y se alejan. El día que me acerque lo suficiente voy a provocar un incendio en tu piel y arderas en mis manos. Entre la delicia del tacto experto y mi lengua reconociendo el sabor de tu esencia. Eres bella, un reto. El infierno te espera. Lo prometo.

El miraba ansioso a la pirómana con el encendedor en la mano y deseaba lamer las cicatrices que cubrían esa espalda. Ese fuego protegido por ese bloque de hielo que tenía por mente. Paciencia era su mejor arma, contra un alma atormentada. Pronto la atraparía en uno de sus fuegos y desataría el verdadero infierno en la tierra. El mundo ardería a sus pies.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Chispa

Horas esperó en ese aeropuerto, por una persona que nunca llegó. Sin razones y explicaciones, simplemente no llegó. Camino hacia los mostradores y compró el boleto de avión hacia donde él estaba. Había fuego en su mirada, sarcasmo en su sonrisa y su simple presencia era la ironía de la vida que él no esperaba.

Al aterrizar tenía ya todo planeado.  Primero haría arder toda la relación que tenían. Segundo buscaría la reconciliación en un alejado lugar. Conocía a esa especie, sabía que nunca se iban sin probar el último bocado. Y cuando estuviera en sus manos ardería verdaderamente.

La observó de lejos y vio su vestido rojo. Mal augurio que ella se vistiera de ese color. Traía el encendedor en la mano y eso sabía que era peor. Pero nunca sospecho del monstruo que ella traía adentro. Resignado se acercó a la mesa donde ella estaba sentada. Basto mirar a sus ojos para saber todo lo que le espera. Se armó de paciencia infinita porque sabía que en ese lugar él perdía más que ella. Escucho cada palabra que quemaba como fuego, ya que cada palabra era una sentencia definitiva. Y efectivamente ella estaba en lo correcto, había sido egoísta y mentiroso solo por tenerla a su lado. No tenía cómo defenderse, ni un solo argumento. Pero lo que no esperaba era ver como ella estiraba la mano y acariciaba la suya. Sorprendido voltea a ver su cara y ahí estaba lo que anhelada, esa sonrisa que lo hacía volar por los cielos. Sabía lo que significaba esa sonrisa y su mano con la suya. No fue necesario decir nada y tomados de la mano salieron juntos hacia la carretera. Llegaron es hermoso lugar que tenían en complicidad. Fue una de las mejores noches de su vida. 

Ella, desnuda, se levantó de la cama y lo observo largo rato con el encendedor en la mano recorrió el lugar por última vez despidiéndose de él. Le dolía más el lugar que lo que le iba a pasar a ese traidor que estaba en la cama. 

Mirando la televisión desde la comodidad de un cuarto de hotel observaba las noticias de lo sucedido esa madrugada. Una cabaña cerca del bosque se incendió, afortunadamente el bosque estaba lo suficientemente húmedo como para que las llamas no se expandieran. Habían encontrado solamente un cuerpo calcinado pero obviamente había muerto por asfixia. El origen del fuego había surgido de la chimenea. Una chispa saltó hacia la alfombra que había en el piso. De ahí todo ardió fácilmente y muy rápido.

"Te dije que conmigo ibas a arder siempre querido"

viernes, 1 de noviembre de 2013

Fuego


Sentía el fuego lamer su cara, comenzaba a oler su cabello quemarse. El aire agotándose, respiraba el fuego. Sus pulmones quemaban. Por fin se decidió a correr. Se alejó de ese infierno. En el puño llevaba el encendedor que adoraba. Cuando había corrido lo suficiente y su piernas no aguantaban más. Volteó hacia atrás, la oscuridad la rodeaba y comenzó a escuchar las sirenas a lo lejos. El fuego era grande, sus lenguas lamían el cielo y el humo espesaba el cielo. Casi amanecía. Incendiar una casa era siempre impresionante. Veía el fuego crecer y sentía un extraño placer. La pasión con la que su pecho latía al ver ese espectáculo la hacía sentirse grande, imponente. Sabía lo que era sentir ese fuego. Su espalda se lo recordaba todos los días.

Regresó a casa, silenciosa. Al acostarse en la cama, comenzaba a relajarse.

- Hueles a fuego
- ¿A fuego?
- Sí, como a madera.
- Ahh debe ser la chimenea de la casa, me acerqué demasiado.
- Ten cuidado, no quiero que te pase nada.
- No mi amor.

Silencio. Su lagrimas rodaban. Él ya no estaba, ni estaría, era simple ceniza y no se anima a dejarlas en donde él deseaba estar.


miércoles, 30 de octubre de 2013

Arder

El aeropuerto era cómplice de muchas mentiras y algo que amaba era ver arder a las personas en el momento de partir. Acudía, se sentaba en un bar cercano a la salida de internacionales, casi al lado del baño y observaba. Conocía cada rincón para tener momentos efímeros de placer. Sonreía al recordar esa época de tener a alguien a sus pies, muriendo de amor por ella. De pronto encontró lo que buscaba. Una pareja, casi perfecta, pero se notaban ciertos indicios discretos del mal que les aquejaba. No se puede negar que cuando alguien es casado por muchos años adquiere cierta apariencia que lo distingue del común soltero. Paseo su vista de él a ella y entendió quien era la parte podrida de la relación. Ella. 

Se sentaron en el bar a esperar y ella se levantó al baño, discreta la siguió. No le causó sorpresa ver que se desviaba al estacionamiento, subirse a un auto estacionado y disfrutó la escena de sexo clandestino. Los besos salvajes, las manos tocando sin desvestir. Ver la cabeza de ella desaparecer y verlo a él echar la cabeza hacia atrás. Después ver como la tomaba con fuerza, conseguir un orgasmo en unos cuantos minutos. Su cámara de segunda mano de fotos instantáneas la adoraba. Sobre todo por que no tenía flash y ellos estaban tan distraídos que no se se percataron de ella. Fotos, amaba las fotos. Regresó antes que ella, obvio, la señora pasó al baño a "polvearse la nariz". Sin decir nada dejó las fotos sobre la mesa de la pareja. Salió rápido sin darle tiempo de detenerla. Lo observó todo mientras acariciaba su encendedor.

Vio arder el mundo de esa pareja. Que belleza de opera. La cara de ella al ver las fotos, el manoteo de él. Disfrutaba eso, abrirles los ojos a su triste realidad. Vio que ella gritaba, luego lloraba y finalmente, él la dejaba. Se acercó caminando y fingió chocar con ella y la miró a los ojos. Vio el fuego de quien pierde todo en un segundo. Amaba eso. Las consecuencias de sus actos. 

Cada día un fogata encendida.




martes, 29 de octubre de 2013

Morir

Tirada en el piso, con el dolor en el pecho y la sangre corriendo entre mis dedos la conocí. Se arrodilló a mi lado, tarareando una canción que me daba paz. Su sonrisa me hipnotizaba y su mano fría acariciando mi cabello me calentaba la espalda fría. Dos pozos por ojos donde nada había, solo inmensa paz. 

- ¿Sabes? Siempre quise una hija. Una heredera.

No sabía que pensar, solo sentía el dolor que tenía por no poder procrear. 

- Sería hermosa si la tuviera. Fuerte, fría, pero tierna y al mismo tiempo compasiva. 

Pensaba en lo cierto de sus palabras, la humanidad debería ser así; compasiva. Pero el cuchillo en mi pecho me decía lo contrario. Ya que por unas monedas me habían roto el corazón.

- Si alguien aceptara ser mi hija, le concedería el poder sobre la vida. 

Que poder tan grande ese, pero debe de tenerlo alguien que juzga sin egos de por medio.

- Esa hija debe ser inteligente, sabia y con capacidad para juzgar quien merece la muerte, cuando y porque.

Porque para llevarse una vida hay que discernir solo entre principio y fin. El bien y el mal lo juzgará alguien más.

- Tú, por ejemplo, serías perfecta. Esa dulzura en la mirada, la frialdad al juzgar, tu aceptación por el final... Perfecta al andar.

Acepto.



jueves, 24 de octubre de 2013

miércoles, 16 de octubre de 2013

...My Pensieve...: Quid pro quo.

...My Pensieve...: Quid pro quo.: Querida Jen, Quid pro quo. Me parece una idea fantástica el intercambio que me propone. Me molestaría que nuestro primer contacto real invol...

lunes, 14 de octubre de 2013

Nori, correspondencia

Nori:

Estuve pensando, sinceramente quiero tu libro, por leer lo vasto de tus letras y aunque quisiera poder invitarte un café, prefiero invitarte algo más mío. Digo, para poder ser un poco más justos en el intercambio. Así que prefiero regalarle un cuadro mío en pago a un libro suyo (que propia) autografiado. No soy un genio pintando pero cuando lo hacía me quedaba bien. Luego te paso las fotos, mejor no, te doy la sorpresa y te digo cuál te tegalo (intercambio) y porque. 

Nori, en verdad, esto de las cartas es una grandiosa idea. Genrus me ha hecho sonreír a las 12:00pm del 13 de octubre con la suya. Casualmente (nada es casual) estaba despierta como esperando algo del día que iniciaba. La sorpresa fue esa, una carta; de puño y letra.

Un beso amiga (aunque sea poco lo conozco de ti)


Mayra

Hola, siempre he querido escribirte más allá de 140 caracteres, y ahora que esto de las cartas ha empezado; aprovecho.

Admiro la forma en que escribes, tan llena de emociones. Invariablemente cuando termino de leerte estoy con una sonrisa y llena de lágrimas, con los sentimientos removidos. Para mi es mágixa que tus escritos me lleguen tan profundo.

Me gustaría conocerte para darte un abrazo y decirte ¡Gracias! Por desgranar la historia de tu vida que dejas ver entre líneas; por compartir, por la valentía que veo en cada letra.

Esto es lo que quería que supieras; que sin conocerte te aprecio enormemente.


Cartas, cartas y sonrisas.

http://estepicursores.blogspot.mx/2013/10/jen.html


Genrus; correspondencia

Genrus:

 

¡Hola! Buen día poeta de palabras grandes con significados hermosos. Me encantan esos buenos días. Será que agilizan la mente y te hace buscar en el archivero del cerebro, y si no existe en el repertorio mental, busco en el diccionario. Googlear se me hace poco exquisito. Así que tengo un “APP” que se llama “Definitio”, muy bueno, lo recomiendo; claro su defecto es que debes tener buena ortografía.

 

¡Qué bonito esto de usar la letra de puño! En fin; esto es para agradecer tu carta del otro día, de verdad me gusta. Y sí, sería divertido tomar un café y reírnos seriamente de la vida.

 

Nori tiene ideas magníficas, y yo que soy una atrevida sin remedio de mostrar que lo sencillo de la vida es lo que más da en ésta vida, tan corta y a veces tan difícil.

 

Un ósculo con el sabor de amistad.



jueves, 10 de octubre de 2013

Vicios y Demonios


Esto es así de fácil. Debes confiar. Debes obedecer. Todo tiene un tiempo para suceder. Tú debes esperar y confiar en que yo sé que es lo mejor para ti. Te protejo, siempre, hasta de ti misma. Y estas ansias que te comen están comenzando a ponerte en peligro ya que llevas tus pensamientos a fantasear y querer escapar de la realidad. Estas a un paso de salir de mi protección y no te podré ayudar si así sucede. Además recuerda que si quieres regresar no serás bienvenida.
Ahora… silencio. Te he dado permiso de expresar tus inquietudes y me comienzas a decepcionar. Te quiero fuera de mi vista.

“Sí mi Señor”.


Ella felinamente, suave, con la mirada enardecida, agachada. Se alejó. En su pequeño refugio, como ella, mullido, como gata se quedó tranquila y pensativa. Su piel suave como melocotón, color miel y dulce, el cabello negro rizado refulgente. Todo apacible en ella. Era un oasis para la vista, para el placer, pero su mente le faltaba guardar calma. Lo había logrado durante un tiempo, era feliz con lo que él le daba. Pero después de cierta visita y uso de otro Señor con exigencias más duras y más frías, dejaron su mente activa, su piel enardecida y anhelando por más. Su señor habló con ella indicándole que pronto podrían evolucionar a ese viso de dureza que le mostró con su “amigo”. Pero no le bastó la promesa después de varias semanas. Aunque el trato era más duro, más exigente, ella anhelaba más dolor.

A pesar de esa íntima obediencia, tres veces por semana se quedaba en casa de él. Compartiendo ocasionalmente la estadía con otras hermanas. Más jóvenes e inexpertas. Ella les enseñaba con gusto y se ganaba los buenos tratos de su Señor. Obedecía cabalmente cada una de sus órdenes, pero su mente comenzaba a rebelarse. Hasta que un día osó contestar sin tener permiso. Eso enardeció a su Señor. Ella espera un castigo lento y doloroso. Eso deseaba. Pero él era un Amo respetado por muchos, anhelado y codiciado. Inteligente más allá de las pasiones, la miró, no prodigó ni una palabra, ni un golpe, ni una caricia, ni una orden. Tomo una llave y quito de su cuello el hermoso collar confeccionado especialmente para ella. La despojó de su símbolo de sumisión. La dejó “desnuda”. La miró de reojo y solo dijo:

Si sales por esa puerta, estarás sola y no podré protegerte. Te libero, pero tú decides si te vas.

Él fue a sentarse en un sillón. Ella fría, quieta. Su confianza en él estaba a punto de rayar en la esclavitud, pero su mente revolucionada por sus anhelos carnales, no la dejaban pensar correctamente. Deseaba enormemente experimentar esos lugares donde podría interactuar con otros Señores más duros y fríos. Esos lugares de los que solo había leído o visto videos. Ese lugar que el último Señor con él que ella interactuó bajo las órdenes de su Amo, le contó. No sabía qué hacer. Su impaciencia se había trastocado, le costaba demasiado trabajo concentrarse y esperar. La meditación no lograba calmar ese pensamiento lascivo que la carcomía desde dentro. Tomó una decisión. Se levantó, se vistió y se paró en la puerta de su “hogar”. Un paso y estaría sola. Un paso y tal vez se arrepentiría el resto de su vida…. O tal vez no. Su mente jugando sucio con ella. Da un paso y se marcha. La puerta se cierra tras ella y se escucha como un pestillo cierra su “hogar” para siempre. Por que él no tiene marcha atrás. Ni arrepentimientos, ni mentiras, ni deslealtades. Se acabó.

La primera semana, visitó el más reconocido lugar de BDSM. Conocido abiertamente por la sociedad. Regulado y seguro para cualquiera que quisiera entrar a “experimentar” un mundo distinto, o solo visitar. Al entrar fue reconocida por otros “Señores”. Así que no dudaron en acercarse a ella. Cosa que fue plácido para ella. Ya que el lugar es para experimentar. Eso fue lo que encontró. Un mundo lleno de luces, colores, diversidad, vouyerismo y puntos oscuros desde donde poder observar. Recibió la invitación de uno de los Señores, que ya conocía por su antiguo Amo, para ir a una Mazmorra alquilada dentro del lugar. Al entrar era un paraíso de placer y dolor, dolor y placer. Justo lo que ella buscaba.

De inmediato comenzaron las órdenes duras. “Camina, desvístete despacio, gatea, maúlla… Tu palabra dila”. Su palabra favorita, su invocación, su perdición, su confesora, su observadora… “Luna”. La mano de él en la barbilla levantado la cara hacia arriba… “Yo no soy tan dulce y menos en encuentros fortuitos como estos, aquí nadie te cuida, pero confía en mí que sabré cuidarte por el momento.” Seguridad, siempre le ha encantado dejarse cuidar, por un rato no ser tan fuerte. El no usó antifaz para ella, le ordenó ver todo lo que el iba a hacerle. Esa luz en los ojos de ella brillaba como nunca. Esa ansiedad, ese vicio creciente. Esas ganas de dolor…

Deseosa de sentirse doblegada, de perderse en el dolor, de sentir de verdad. Su mente continuaba irradiando su obsesión por el dolor descarnado. Deseaba los nudos duros y perfectos de ese maestro del Bondage que la había invitado, famoso por vestir a las damas de cuerda negra, alternando con blanca duramente apretadas. Anhelaba complacer el sadismo ajeno con su masoquismo creciente. Extrañaba a su amo, complacerlo y adorarlo, deseaba su mano fuerte. Pero sus demonios rebeldes la dominaban. Ardía en miedo y anhelo. Ahí estaba desnuda, postrada a los pies de un Señor que desconocía. 
El tomó sus manos y las besó suave. Comenzó una ligeras ataduras en las muñecas frente a ella. Atada a un poste y un separador en los tobillos, dejando abierta sus piernas, dispuesta y expuesta; se admiraba en el espejo frente a ella que iba de pared a pared. Él admiraba en círculos la belleza de su piel expuesta a cualquier inclemencia. Parándose frente a ella, ordenando con su simple presencia, el bajar la mirada. Tenía la camisa desfajada, las mangas arremangadas y estaba descalzo. En una de las manos tenía una fusta, suave, flexible. Recorría su cuerpo suave con la punta de su fusta, acariciaba. Su piel se perlaba con la transpiración de la angustia del deseo, del dolor anticipado.

- Dolor...
- Sí, por favor, lo quiero.
- Aquí los deseos solo son míos, tú no exiges, no pides, tu solo complaces... Sumisa Renegada. Silencio.

Renegada. Su mente hizo doler su corazón, pero entregada al momento y al Señor en cuestión, sucumbió al placer que el prodigaba. Un azote suave, un ligero gemido. Pruebas. Ni una palabra. Su piel suave, la mirada en el espejo topándose con sus ojos. Ella retadora y él Amo. Le besa la nuca mientras la desata del poste. Con un golpe de la fusta en las pantorrillas la lleva hacia el piso de rodillas frente a él. Esa fusta era su juguete favorito, la descargo en esa dulce piel de su culo. Tres veces, con suficiente fuerza para hacerla gritar. Cierra los ojos esperando la caricia que nunca llega. 

- Aquí solo hay dolor hasta que yo decida lo contrario, no hay caricias... Sumisa Renegada ¿Sabías que ese es tu nombre ahora? Eres un placer para las fieras, sabemos de tu locura por el dolor y muchos no tenemos corazón.

Dos fustazos en las nalgas, dejándolas marcadas con esas rayas rojas. Ese tipo de fustas dejan verdugones rojos, hinchando la piel, pican, arden y si son más fuertes pueden reventar la piel dolorosamente. Él transpiraba y ella detectaba el olor encendido de su esencia. Gozaba el dolor sin clemencia y la combinación de los sentidos exaltados, la instalaban en un viaje, perdiendo la noción del tiempo. Ese Señor no usaba instrumentos ademas de su fusta, sus cuerdas y sus manos duras. Con unos cuantos fustazos más, con la fuerza necesaria le reventó la piel de nalgas y piernas. La sangre lloraba por las heridas y en ese momento se arrodillo atrás de ella y colocó suave las manos sobre las heridas abiertas. Eso hacía que la herida doliera más. Besó su cuello y nuca muy suavemente, hablando a su oído, calmando las lágrimas. Con la otra mano acariciaba y apretaba su cuello levantado su barbilla hacia el techo. La levantó sujetando sus muñecas nuevamente al poste. El se desnudó arrodillándose frente a esas heridas abiertas y lamiendo esa sangre despacio, haciendo arder y doler más. Se levantó abrazándola por detrás, dejando sentir la erección perfecta y húmeda. Lista para poseerla. Pero faltaba más. Estimuló sus pezones hasta hacer doler de placer. Recorrió sus húmedos labios vaginales y estimuló el clítoris uno y otra vez; deteniéndose en el momento justo del casi el orgasmo. Probó la humedad de su vagina, recorriendo con su lengua la mojada cavidad. Sus dedos llenos de la esencia de ella. Desato sus manos y retiró los separadores de sus tobillos. Comenzando a "vestirla" con cuerdas de algodón. Una hermosa manufactura recorría sus brazos y cuerpo. Pero lo más bonito era el collar trenzado con un nudo corredizo con unas cuerdas sueltas en el cuello. Era una hermosa cadena de castigo. Así atada la inclinó sobre la mullida mesa de trabajo. Lamió nuevamente las heridas, mordiendo en algunas partes. Eso hizo que ella siseara de gusto. Su vientre estaba adolorido de deseo, sus pezones punzaban por la manipulación en extremo de ellos. Las contracciones vaginales eran constantes. Ese abismo gritaba por el miembro de ese Amo.

- Aquí, ahora, eres mía. Dilo...
- Sí, mi Señor, soy suya, su instrumento de placer. 

Se acercó complacido con ella y la invitó a lamer su dura punta. 

- Vamos, muerde, fuerte...

Ella complaciente, lamía y mordía con fuerza. Él la tenía dominada por el cabello y la cadena de castigo en la otra mano a veces apretaba. La levantó y la recostó boca arriba, fustigando su clítoris con lengua, estimulándola con dos dedos dentro de ella. La tuvo a punto varias veces. La dejaba anhelante y deseosa de más. El clítoris hinchado y su vagina derramando toda la esencia. Siempre mostrando orgulloso su erección, incitándola a desearla, manteniendo el control de si mismo y la situación en todo momento. Ella transpiraba y cada gota que perlaba su cuerpo era una súplica silenciosa para su Señor. Desató su cuerpo. Aunque hermoso el vestido, quería verla "gatear", era su verdadera esencia, los felinos movimientos. El se sentó en un sillón y la observaba en cuatro.

- Vamos gatita, da la vuelta y muestra ese culo sangrante y la humedad de tu entrepierna. 

Obediente se deslizó por el piso como gata en celo, suave, ronroneaba suave, una suplica de caricias en cada movimiento. 

- Ven...

Esa palabra tan condicionante.

- Póstrate a mis pies, quiero acariciar esos rizos salvajes.

Acarició sus rizos y eso trajo a su mente el recuerdo de su Amo leyéndole cuentos de Edgar Allan Poe. De pronto sintió la fuerza con la que era tomada del cabello para ser arrojada al piso en posición de completa sumisión. El se levanto dando vueltas a su alrededor y se arrodilló detrás de ella. Introdujo dos dedos en su vagina y los llevó hacia su boca. Probando su sabor le dijo.

- Eres pan de dulce recién hecho.

Eso la hizo gemir de gusto. Se deslizó dentro de ella sin reparos, fuerte y duro, casi doloroso. Estuvo a punto de correrse cuando escucho la orden. 

- No te corras perra. 

Ella controló su cuerpo y el adentro de ella punzaba con placer. Disfrutaba la dulce espera, la ansiedad del cuerpo de ella. Levantó una mano y la descargó con mucha fuerza sobre sus nalgas laceradas. Ella apretó dientes, puños y todo el cuerpo se contrajo. Su vagina apretó con fuerza y el echó la cabeza hacia atrás sintiendo el placer de esa prisión de suave carne mordiendo con fuerza su miembro.Tres nalgadas más, gimiendo de placer y dolor. Se acercó al oído, besando su espalda, mordiendo su nuca y le dijo.

- Córrete para mi puta viciosa. 

La tomó de la cadera y embistió contra ella fuerte, duro, dolorosamente. Ella soltó su cuerpo y el orgasmo fue perfecto. La sensación de la represa de ella reventar y desbordarse en él lo llevó a sonreír y gemir por lo bajo. Continuó batallando sus adentros y la llevó a terminar más veces de lo que esperaba. Gutural, animalada. Cuando el estaba a punto guiándola hacia otro orgasmo tiró de la cuerda, apretando el cuello de ella, dejándola sin aire. Diez, doce segundos, al borde de desmayarse llegó el frenesí del orgasmo sincronizado. El apretando, ella sin respirar y el grito animal que retumbó en las paredes. Soltó el apriete y ella respiró regresando muy lentamente a la realidad. 

- Antes de que te marches debes saber que tus demonios te dominan y te estas perdiendo.
Desde que dejaste a tan buen amo has ido tropezando. Sola estas a merced de cualquier falso Amo que solo busca satisfacer bajos instintos. Ten cuidado, te puede pasar algo. Recuerda que no tienes quien te proteja. Ahora, dicho esto... Márchate.

La noche había sido perfecta, llegó a casa adolorida. Cansada. Antes de caer rendida después de la ducha, sus demonios susurraron... "Queremos más".

Semanas después su mente seguía jugando sucio con ella; "espera, paciencia, ya llegaras a donde quieres llegar". Un viernes, se enteró de un evento itinerante, clandestino. Donde una vieja bodega en algún lugar de extraña reputación era adecuada para esos eventos. Nada regulado, fuera de normas y vigilancias. Era una situación realmente excitante, peligrosa. Sus demonios le decían suave "Llévanos, no pasa nada". Era el vicio la que la dominaba. 

Llegó al lugar del evento, en un taxi que dudo bastante en llevarla hasta que ella ofreció el doble de lo que marcara el taximetro. Simples señales te da la vida para indicarte que pienses dos veces lo que quieres llevar a cabo. El taxista al dejarla le pidió que recapacitara, argumentando que ese lugar no era para alguien tan linda como ella. Intentó convencerla sin éxito. Ella refunfuño de la intromisión del viejo taxista. El sórdido lugar solo exaltaba a sus demonios. Cuando entro a la bodega, muy bien adaptada quedó encantada. Los personajes no eran conocidos. Pocas caras le resultaron conocidas y esas iban acompañadas de sus Amos o Amas. Se paseó por el lugar, encantada, buscando. Una sombra la seguía. La vio desde la entrada. Ligero de paso iba tras ella, la cazaba. Cuando se acerco a hablarle ella quedó fascinada. Era un verdadero ángel, cabello rubio en bucles, piel tostada, ojos azules. Una voz profunda, acompañada de una sonrisa espléndida. Tenía la presencia de un Señor duro y fuerte. La forma en que le hablaba y las ordenes perfectas y adecuadas. Después de un rato de charla, preguntas, respuestas y anhelos. Le propuso ir a un lugar "más privado", claro que ahí ya no había espacio. 

- He preguntado hace un rato y los lugares están agotados, pero tienen en renta cerca un edificio que han adaptado habitaciones para la ocasión ¿Te apetece que salgamos? Es a unas calles. Yo sé que es peligroso, pero vienes conmigo, no te pasará nada, te cuidaré...

Ella dudo un solo instante, algo muy dentro le dijo a gritos "NO VAYAS". Pero sus demonios anhelantes le suplicaban "LLEVANOS, SERÁ LA ÚLTIMA OCASIÓN Y VOLVEREMOS A COMPORTARNOS". Lo tomó del brazo sonriendo "Vamos". Al salir una sumisa amiga suya la detuvo del brazo. "No salgas, este lugar no es seguro, ni aunque vayas con él. Quédate, por favor". Ella solo sonrió y le contesto, fingiendo que el miedo no le atacaba, "No pasa nada, regreso en un rato... o tal vez no", dirigió su mirada a los ojos azules que la esperaban. Al salir se dio cuenta del miedo que en realidad tenía. La noche tibia le pareció helada, pero sus demonios calentaban su cabeza. Caminaron dos calles y llegaron a un edificio que parecía abandonado. Más miedo, más frío. Subieron dos pisos entre basura y una que otra rata corriendo. Más miedo, más frío. Al llegar a una puerta le abrió y permitió que pasara primero. Se sintió ligeramente aliviada al ver la mesa con instrumentos normales, la cama junto a la ventana, las cuerdas en un perchero, las velas iluminando tenue el piso. Escuchó el pestillo de la puerta y una llave cerrando con fuerza. Su piel se erizó, sintió frío que recorría su espalda, algo estaba mal y era demasiado tarde. Escuchó la risilla del ¿Amo? Volteó a observarlo y junto a él estaba un monstruo de 2 metros de altura, pesado, sucio, descuidado y con la mirada turbada. Quiso gritar pero estaba congelada de la impresión al ver que el monstruo tomaba por la nuca al ángel que la había seducido, lo obliga a hincarse y el sonreía lleno de placer.

- Amo, he traído lo que me has pedido. Una renegada...

La respuesta fue unos bofetones que lograron sacarle sangre de la boca. El sonreía complacido. El dolor le hacía sonreír de esa manera. El gigante estuvo en dos segundos tomándola por el cuello. Ella trató de luchar, pero un bofetón casi la desmaya, la atontó lo suficiente para que el la apresara por las muñecas y la arrastrara a la cama. Otro bofetón nubló su vista y su conocimiento lo suficiente para reaccionar cuando estaba siendo amarrada a la cama. Frente a ella el demonio se despojo de su asquerosa ropa, el tenía un olor penetrante, duro, desagradable... a muerte. Escuchaba de fondo la risilla del anzuelo que la llevó hasta ahí. Desnudo, en cuclillas, mirando. Era un verdadero oasis para los ojos. Estaba excitado por lo que veía. No quería voltear a ver el monstruo frente a ella así que se refugió en los ojos azules, suplicando por que la ayudara. Los ojos azules contestaban con fiereza. "No puedo y no quiero, quiero ver como te destroza, eso es excitante. Además después viene mi recompensa por traerte". Otra vez la risilla. 

- Voltea puta.

La voz era la de un demonio, cerro los ojos y se negó a abrirlos, cuando sintió un látigo quemar desde su cara hasta las piernas, pasando por su vientre y pecho. Dolor, verdadero dolor. 

- TE ORDENÉ ALGO PUTA

Abrió los ojos a pesar del dolor que la atravesaba y solo vio esos ojos brillando, parecían dos pozos negros. El cuerpo grande y voluminoso, sudando, sucio y ese miembro dolorosamente grande. 

- RENEGADA, PUTA, PERDIDA... Este es tu castigo. Yo.

Se tiró sobre ella, golpeándola, casi la desmaya, pero el monstruo tenía medida su fuerza, la penetro sin compasión y la desgarro en un grito, le tapó la boca y sonreía ante sus lágrimas y ojos desorbitados. Dolor, terrible dolor. Sangraba profusamente. Olía su propia sangre. Trató de evadir el dolor, pero el monstruo se concentraba en mirarla a los ojos, amenazando de sacarselos si no lo miraba. Era un suplicio para su mente ver el gozo enfermo en esa mirada. Sentía que se partía, su enorme cuerpo y su miembro enorme. De pronto salió de su cuerpo y la obligó a abrir la boca, hundió ese miembro en esa cavidad deliciosa. Casi se ahoga, saboreaba su propia sangre que disfrazaba el agrio sabor de ese miembro asqueroso. Amarrada indefensa, estaba probando la esencia del verdadero terror al dolor. El monstruo embestía con furia su boca mientras la abofeteaba. Rojas marcas tenía en la cara, su ojo se estaba hinchando con la constancia de los bofetones. Deseaba no perder la vista para evitar la ansiedad de la oscuridad, de no saber que venía. Sin previo aviso, el monstruo golpeó más fuerte su cara cerca de uno de sus ojos y este se hinchó cerrándose por completo. Las asfixia por el miembro en su boca estaba a punto de desvanecerla. El monstruo se detuvo eyaculando en su rostro, cabello y boca. Su sabor era realmente desagradable.

- Vamos querubín, ahora la puedes hacer tuya.

La belleza tentadora se acercó con risillas tapándose la boca. Uno solo de sus ojos veía. Este "ángel", la besó suave por todas partes. Antes deseosa de sentir esa boca recorriendo su cuerpo, ahora sentía asco. Ese ángel le provocó un orgasmo involuntario de tanto que lamía y acariciaba. Ella solo lloró de humillación. Cuando de pronto la penetró analmente salvaje y si reparos. Al igual que su vagina comenzó a sangrar, desgarrada. Sus manos golpearon sus costillas a puños, su cara antes hermosa tenía la nariz rota y la boca hinchada. Sentía quedarse ciega en cualquier momento. Su cabello arrancado en alguna partes. De pronto las manos fuertes cerrándose en su cuello, desvaneciendola poco a poco. Negro, oscuridad, sentía hundirse por fin. Se dejó llevar.
Despertó afligida al sentirse todavía viva. No podía ver, pero sintió las manos atadas, separadas al igual que las piernas. Con cadenas y su cabeza colgaba. Estaba de pie. Esa risilla nuevamente desde algún rincón de ese asqueroso lugar. Escucho la asquerosa respiración del monstruo, sus pasos rondando alrededor de ella.

- Eres fuerte, puta perdida, otras han sucumbido antes que tú. Querubín, esta adquisición te dará una recompensa exquisita. La puta es fuerte y me place.

Risillas, lo odiaba, deseaba matarlo y eso la hizo acrecentar su adrenalina, dejó de dolerle los brazos, pero sabía que lucha estaba perdida al escuchar el látigo que surcaba el aire deteniendose muy cerca de sus piernas. El primer azote aterrizó en la pierna derecha y la punto respingó en su vientre. Era una lengua de fuego sacada del infierno, llevada de la mano de un verdadero demonio inclemente. El segundo azote recorrió su espalda terminando el su cara. El ardor y dolor era inconcebible, la hacía ver una luz blanca. El tercero fue de frente, recorriendo sus bellos senos y vientre. Se detuvo, lo escuchaba sonreír. Escuchó fierros moviendose y los pasos acercándose a ella, risillas malditas de fondo musical. De pronto sintió el hierro candente marcando su seno. Un grito agónico surgió como un rugido de su boca. El olor de carne quemada, el siseo de la piel y el hierro. Una sinfonía de dolor. La carcajado oscura y demoniaca de su agresor era como la bienvenida del infierno. Comenzó a llorar suavemente, arrepentida de todo, pidiendole a Dios o alguien que por favor la sacara de ahí. El monstruo reía disfrutando sus plegarias en voz alta.

- Aquí no existe Dios, solo yo, tu ejecutor.

Un fusta la llevó a hincarse, sus plantas de los pies fueron masacradas. Imposible levantarse después de eso. Sus plantas sangrantes aullaban y ella pensaba que nunca más podría correr. No perdía la esperanza de salir de ahí. Que terrible para ella ser fuerte, el gozaba rompiéndola en pedazos. Su vagina, su cara, sus costillas. Sus senos marcados con fuego. Sus pies. El demonio, monstruo, sádico, Su Justiciero... Se acercó a ella tomo los dedos de su mano y lamió cada uno de ellos. Ella gemía de asco, suplicaba por lo bajo clemencia y su libertad. Pero el monstruo a carcajadas empezó a arrancar sus uñas pintadas de rojo, una a una. No podía más. Comenzaba a desear morir y lo grito con la última fuerza y fiereza de su pequeño y maltratado cuerpo.

- Aquí mueres hasta que yo lo decida.

Sollozando, sufría las inclemencias de su malas decisiones. Su mente se refugió en el último rincón de placer en su vida. Su mullida morada a los pies de su antiguo Amo. Él acariciaba su cabello, leyendo con esa voz hipnotizante. Su olor a limpio y loción. Su ropa inmaculada. Su amor incondicional. De pronto el monstruo la tomó de la cara, obligándola a abrir la boca. Tomó uno de sus dientes incisivos con unas pinzas y lo arrancó.

- Aquí no hay refugio ni en tu mente. Regresa puta perdida.

Tanto odio hacia ella solo la hizo sentir lástima por ese demonio. Perdido por siempre. Lo enfrentó sonriéndole con la boca sangrante. Y soltó una carcajada, su hermosa carcajada de bruja, fuerte, con el estertor de la sangre en los pulmones. Estaba cerca de la muerte una costilla le había perforado un pulmón. El monstruo supo que su fin se acercaba y anhelaba sentirla morir a sus manos. Él era el que mandaba aquí, ni la muerte tenía permiso de entrar si él no lo permitía. 

Se levanto escuchando la risa de esa pequeña fortaleza. Tomo el cuchillo grande mientras el ángel siseaba un "sí" anhelante. Se acercó y le pasó el cuchillo por todo el cuerpo. Haciendo cortes que arrancaron alaridos, sin embargo las carcajadas no cesaban. Se hincó finalmente ante ella y la beso mordiendo su boca y callando sus carcajadas. Lento muy lento hundió su cuchillo en el vientre, sintiendo la sangre correr a borbotones entre sus manos. Sentía como su cuerpo cedía a la muerte y él extasiado la abrazaba con el brazo libre, aspirando su último aliento, sintiendo su alma tratar escapar de él. Tomó esa alma escurridiza y la aspiró dentro de él. La sintió retorcerse sin salida y en su mente le dijo: ERES MÍA PARA SIEMPRE.