miércoles, 30 de abril de 2014

Buen Día

Quisiera hacerte sentir lo mucho que te pienso.
Quisiera decirte lo mucho que me gustas.
Quisiera expresarte tanto,
Pero solo me sale esto...

Me salen las sonrisas, 
las miradas perdidas,
los besos al viento,
las caricias al cuerpo.

Me salen los mejores deseos
Me sale la magia de ser buena
Me salen los sentimientos
Me sale ser solo dulce contigo.

Y aunque siempre soy fatídica,
cuando te pienso soy optimista.

Será que uno mejora
cuando el agua que bebe es fresca
cuando el café es recién hecho
cuando la persona inspira.

Y si pudiera decirte esto todos los días, la haría.
Pero me conformo con decirte cada día: Buen día.






martes, 29 de abril de 2014

Ilusión

Diluye esa sonrisa, no es mía.
Diluye esas ilusiones, no provocan.
Diluye tus sensaciones, te perdiste.
Diluye tus emociones, no te enojes.

Diluye en tu sin sabora vida lo que te apasiona, parece que todo se rompe.
Cada ilusión realizada se quiebra con tu inconsistencia.
Cada pasión alzada se diluye con tus vanas promesas.
Cada sentimiento real se apacigua con tu propia vida.

Quise ser lo mejor de tu vida y te volviste la catapulta de la mía.
Quise ser la más querido y fuiste la razón de elegir algo más.
Quise ser el motivo y terminaste siendo la indecisión.

Alza tus ilusiones como bandera, sigue navegando sin razones.
Lanza tu sonrisa como anzuelo, juega nuevamente el juego.
Tira por la borda tu realidad, sueña que no volverás.

Remonto olas y solo te imagino a lo lejos.

Pensando, sin decidir jamás a brincar del barco,
Pensando en el suicidio de dejar tu vida como esta,
Pensando en la muerte natural,
Pensando en que nunca harás nada más.

No te arrepientas, 
No mires atrás,
No saltes del barco sin pensar.

Mejor, obsérvame nadar.



lunes, 21 de abril de 2014

Corazón de Agave

Este corazón a veces tan oscuro, late.
Este corazón a veces tan dolido, cura.
Este corazón a veces tan roto, sonríe.

Corazón arrítmico cuando mira tu sonrisa.
Corazón desbocado cuando posas tus labios en la aorta.
Corazón durmiente a la espera de tus caricias.

Mi corazón precavido que contigo se ablanda.
Mi corazón confinado que aletea ante tu presencia.
Mi corazón congelado que estando a tu lado se deshace.

El corazón que libera ese dulce que te atrae de mi cuerpo.
El corazón que se acompasa al ritmo de tus suspiros.
El corazón que sonríe junto con el tuyo.

Es ese corazón que abrazas.
Es ese corazón que liberas.
Es ese corazón rebautizado.
Es ese que llamas Corazón de Agave.



domingo, 20 de abril de 2014

Ya

Desde ya te extraño.
Desde el momento de cerrar los ojos.
Desde despertar a cada tanto comprobando que estoy a tu lado.
Compruebo, entre abriendo lo ojos, que la vista de la ventana no ha cambiado.
La noche sigue y yo quiero que pare.
La noche sigue y yo quiero ser inmortal.
La noche sigue y por primera vez no quiero que amanezca.
Te escucho acompasando mi sueño.
Te siento latiendo fuerte y sonrío.
Me brotan mil ganas de decirte tanto, 
Mil más por demostrarte,
Un millón por decirte,
Dos más por vivirte,
Segundos invaluables de solo mirar tus ojos seduciéndome.
Minutos de besarte y desearte.
Horas de estar solamente abrazados.
Y todo es tan poco, por qué me gusta tanto estar a tu lado.

Ya te extraño.

Extraño tu mirada, tus sentimientos y las charlas de todo tipo.
Cara a cara,
Cuerpo a cuerpo,
Mirándote a los ojos, sonriendo.
Y es repetir que todo es por qué desde ya, te extraño.

Me queda solo una cosa tonta e insulsa por decirte que debí haberte dicho al oído.
Algo que solo debería decirse a los ojos.
Soy una guerrera, pero no me sale, en el fondo soy demasiado humana. Aunque tu me imaginas con un escalpelo en la mano, soy cobarde.
Y aún escribiendo es difícil decirte lo mucho que te quiero sin poder demostrarlo a cada momento.
Entonces, he ahí el por qué desde que desperté, ya te extraño.
Carajo...

viernes, 11 de abril de 2014

Exclusiva

Estas ganas de estar solo contigo, no se apaciguan con el café que bebo.
Estas ganas que dejas de no estar con cualquiera se palpan en la lengua. 
Estas ganas que dejas de no querer estar con otro se salen desde dentro y desdeñan sonrisas.
Estas ganas de ti me vuelven altanera, soberbia, más irónica y sincera.

Son las ganas de solo estar en tus brazos. 
Las ganas de ser dueña de tus besos y tremperas.
Ser la que provoca tus mejores sonrisas, además de la humedad en tu entrepierna.
Son las ganas de escribir dulce y sincero mientras pienso en los dientes que me marcan como tuya.

Son las ganas que se vuelven deseo y de pronto anhelo.
El deseo que provoca por tener tu boca recorriendo mi cuerpo.
El deseo que se traduce en tocarme pensando que son tus manos.
Ese deseo de tener tu mirada en mis ojos mientras llega el orgasmo.

Y es solo contigo, y a ti el que deseo, con las sonrisas que tenemos con sarcasmos incluídos. Que son el pretexto perfecto para pedirnos disculpas a besos y mordidas.
Terminar cayendo en abrazos, que no toleran estar sin besos.

Y sí, te gusta ser rudo y el dolor que provocas es delicioso, aunque termines diciendo que soy deliciosa, es solo contigo.
Lo exquisito es que todo esto es un poco mas que sexo. 
Es hablarnos en cualquier momento y bajo cualquier pretexto.
Es tenernos paciencia, tiempo, ganas y anhelo.
Es el cariño de tenernos escribiendo hasta vernos.
Es que cada encuentro sea como si fuera el primero y luego evoluciona a ser como una presencia de todos los días. 

Mis sutiles negativas hacia cualquiera no son falta de cortesía, simplemente me dejo llevar por estas ganas de serte exclusiva.




El café

http://saudadeenluna.blogspot.com/2014/04/cafe.html


Sentado en la barra de esa cocina. Tomando un café observaba con cierta indiferencia el mobiliario de la casa. Todo con ese toque impersonal. Los detalles añadidos eran fotos, libros, detalles de turista. Era tan feliz y siempre esperaba por ella, que llegara, que se sentara y compartiera un café con él ¿Hace cuanto no la veía? Todo parecía extraño. Todo confuso, como brumoso. Sus recuerdos se mezclaban y por momentos le parecía escuchar gritos que venían de la puerta que tenía atrancada. Se levantó de la barra, lavó la taza, la taza que siempre usaba, la taza que ella le regaló por su cumpleaños. Pero al fijarse era una simple taza blanca de espresso. ¡Vaya! Se había confundido. Raro, ya que siempre usaba la misma taza todos los días. En fin, otro día que ella no llegaba antes de que el saliera. Cerró la puerta y tomó el auto.

En la noche la televisión estaba prendida, otra taza blanca para espresso en el escurridor. Olía a café recién hecho. Pensaba en la alegría de verla ¡Que gusto que viniera! Escuchó por un segundo gritos a lo lejos. Extraño, pensaba. Debía ser una fiesta o algo parecido ¿Dónde estaba ella? Parecía que había salido de prisa. La cama revuelta, el olor a café, la televisión prendida... Nuevamente, extraño. Que raros momentos que últimamente estaba viviendo. Se olvidó de todo y comenzó a buscar su taza. ¿Dónde podría estar? Abrió gavetas, busco en todos lados, hasta reviso el armario. Nada, la taza no estaba. La taza roja que amaba. Sencilla, hermosa. Como ella. ¡Dios mío! Seguro la había roto y por eso no estaba. Debe haberlo olvidado con tanto trabajo. Tenía que buscar otra. Saldría a la tienda donde sabía que ella la había adquirido. Tal vez cuando regresara ella estaría de vuelta.

Una mañana, un café sobre la barra de la cocina. Tibio. Hace unos minutos había estado ahí. Seguro se cruzaron en el auto. Sale a la calle y observa por si viene de regreso. Tal vez lo vio y dio la vuelta. Nada, cuando entra, cierra la puerta, voltea a la sala y la ve por fin. Sentada con un café en la mano. Lo mira. Él atónito por qué parecía que no la veía en años. El cabello largo (¿no lo traía corto?), mucho más delgada (¿Qué pasó con su culo hermoso?), ojerosa (Está trabajando de más), algo triste (Otra vez preocupada por mi). Se sienta junta a ella, le toca la mano. Ella voltea, le sonríe...

- Te extraño.
- Yo a ti hermosa.
- Pero no podemos seguir así.
- ¿Qué pasa?
- Yo viniendo a verte, solo de visita.
- Quédate, por siempre.
- A veces, es solo un segundo.
- Ay Alicia y el conejo...
- Es en serio.

El café seguía intacto. No lo tomaba, ella que amaba el café, tanto como el agua limpia.

- Puedes quedarte todo el tiempo que así lo desees.
- No puedo, tengo que irme.
- No quiero.
- Ese es el problema.
- ¿Cuál?
- Que no me dejas ir y yo tengo que irme. Me preocupa que seas así de solitario.
- Es que no quiero a nadie más.
- Es que yo no puedo estar siempre.
- Solo lo suficiente, una vida.
- Amor...
- Dime...
- Estoy muerta, recuerda...

Los gritos llegaron a su cabeza, mejor dicho, provenían de su cabeza. Los recuerdos surgieron. Ella acariciaba su cara y le sonreía con tristeza. Ahora recordaba.

Una noche regresaba del trabajo, ella en casa con un "amigo". El la encuentra en medio de carcajadas. El se nubla y corre al amigo. Se acerca a ella, le pega un bofetón que le saca sangre, ella grita, la calla, le cubre la boca con la mano. Ella asustada deja de gritar. El la amarra, la guarda en el sótano, la encadena y la deja amordazada. La escuchó sollozar toda la noche, las cadenas sonaban y más en la madrugada, había ratas en el sótano y eso la torturaba. La sangre que corría de su cara las atraía. Así hasta tres días después. Cuando no la escuchaba, bajó al sótano. Encadenada, muerta, las ratas habían devorado su boca, su delgada boca, sus ojos... Comenzó a gritar, quitó las cadenas... No, no, no, no, no, no... Solo era una lección... 

- Así es amor. No me dejas ir. Sigo en el jardín trasero.

La acuesta en la cama y fumiga la casa entera, no más ratas. Días pasan antes de decir enterrarla en el jardín trasero. Una noche de luna llena y lleno de estrellas. Las estrellas que tanto añoraba. Nunca entendió eso ¿Por qué tantas ganas de recorrer las estrellas? De vivir por siempre entre ellas... Bueno por lo menos desde ahí las vería siempre... 

- Déjame ir... Déjame regresar a las estrellas.
- No puedo, lo siento tanto, no quería hacerlo.
- Lo hiciste y no hay remedio. Déjame ir.
- No quiero.
- Me voy a enojar...

Comenzó a sentir frío y a escuchar pequeños chillidos. La puerta del sótano comenzó a vibrar. 

- Me voy a enojar...

La puerta retumbaba, se abrió y una ola de ratas inundó la sala. Comenzó a gritar. Y las ratas se subían en él. 

- Estoy enojada...

De las escaleras, subiendo, salió ella. Con la carne putrefacta, cayendo a pedazos, sin labios, las cuencas vacías, la ropa raída y llena de tierra. Se acercaba. Los dedos carcomidos tocaron su cara, acariciaron su boca y el frío era insoportable. Las ratas comenzaron a morder, el estaba paralizado. Ella se acercó más y por fin lo besó. Su lengua y metiéndose en su boca. Sus dientes mordiendo sus labios. Cada vez más fuerte y más, hasta que arranco sus labios y la vio engullirlos sin masticarlos. Las ratas seguían devorando el resto y ella se dedicaba a su boca exclusivamente. Paralizado, su lengua fue arrancada y esa sí... masticada.

Cuando todo terminó, ella se sentó a observarlo... Mientras expiraba.

- Sigo enojada. Solo tenías que dejarme ir. Ahora viviremos por siempre en la casa. Y voy a hacer que revivas esta noche cada día. Por siempre... Como llevamos haciendo desde hace años...










miércoles, 9 de abril de 2014

Placer

Recorrerte con los dedos,
buscarte debajo de la ropa,
besarte el cuello,
destapar lentamente tu cuerpo.

Darte la vuelta,
no dejarme ningún rincón sin acariciar,
sin apretar.

Sentir como tus pezones se endurecen,
entre mis dedos,
bajo mi lengua,
entre mis dientes.

Oirte suspirar,
y cazar tu aliento en mi boca.
Refrescarnos con nuestras lenguas.

Te sigo buscando con mis manos,
con mi entrepierna.

Humedecer mis dedos en tus labios,
en todos tus labios.

Tumbarte en la cama, 
y seguir buscándote con mi boca,
en todo los rincones.

Descubriendo la carne poco a poco

Mi miembro se endurece y crece.
Mi boca saliva por tus zumos
Mis manos te aprietan fuertemente
Me pides más.
Me mantego firme, 
dándote placer,
llevándote al límite.

Lamo tu clítoris, 
Paso mi lengua por tus labios,
cual paleta de fresa.

No puedes más, 
me das la vuelta.
Me desatas, 
me liberas el miembro,
de la prisión de tela,
me llevas a tu boca, 
hambrienta.

Sigo deleitándome con tu zona más erótica.
Chupando, lamiendo, tragando,
Penetrándote con los dedos

Mi verga en tu boca
Tu coño en la mía,
Chorreando...



martes, 8 de abril de 2014

S/T

Besarte despacio, suave y húmedo.
Recorrer tu cuerpo y marcarlo mío.
Besos y caricias.
Escuchar tus suspiros volverse gemidos.

Pide que no me detenga,
Hazlo con una sonrisa

Adueñarme de tu espalda
Recorrerla con la punta de los dedos, 
Mientras muerdo tu oreja,
Mientras suspiro y sonrío.

Pide que no me detenga,
Hazlo mordiendo mis dedos.

Duro, perfecto y húmedo.
Mío, yo te provoco.
Tomarte entre manos y gemir contigo.
Tomarte en mi boca y sentir tus músculos contraídos.

Pide que no me detenga,
Hazlo con una caricia.

Gime mi nombre,
mientras te corres con una sonrisa.



Café

Entre estas paredes espero paciente.
Me encierro y recorro los pasos que ya conozco
Cuento los pasos 1, 2, 3,....20
Cada cuarto una medida perfectamente tomada
Cada cuarto un tiempo de recorrido.
Veo el polvo acumularse en los bordillos de la ventana
Las motas iluminadas por la escasa luz que se filtra
Entre esta paredes espero paciente.
Me siento en la barra de la cocina
Me gusta el silencio
Preparo café, me siento y paciente espero
No soy yo, no quiero café
No soy yo, pierdo la paciencia
No soy yo, escucho ruidos
Subo y bajo las escaleras de mi último recinto.
Me miro y pienso,
Esas cadenas le sientan bien a mi carne putrefacta...
Carajo, odio las ratas.

Jack

Vamos, Jack, tu puedes.
Le grita desde el confort de su vida, 
Lo anima con una sonrisa.
Vamos Jack, que los gigantes no te detienen
Besos, mimos y sonrisas.
Vamos Jack, que las recompensas te esperan
Espera sentada con un café en la mano,
Espera mirando las estrellas,
Espera por la voz que se enreda en el cabello.
Vamos Jack, que los besos se acumulan
Ese cuerpo cansado de los últimos días
Ese cuerpo que llena de caricias
Esa sonrisa que prodiga en contra de todo
Ese animo que lo motiva
Vamos Jack, nada te vence
Vamos Jack, que los idealistas no se detienen.

lunes, 7 de abril de 2014

Colección

Visito mis jaulas, mi colección privada. Colgando de la pared como trofeos de caza ¡Que hermosa vista! Me visto de gala para pasar tocando los barrotes de cada una de ellas y recordarles, mis niños, que no los olvido. 

Tú, que te tengo en un avión, deseando que ese momento llegue.
A ti, que te tengo tomando whisky eternamente en esa tu penitencia.
Ese, que lo hice perder la cordura abriéndome el vientre y derramando mis entrañas en él atado de pies y manos.
Aquella, que se volvió loca porque su dulce y perfecto novio se suicidó frente a ella.
Él, que deja morir a su hija por un pacto con Ella.
Aquel patán que tengo muerto en vida, con un infierno dentro de otro. 
Un imbécil que tengo encofrado en concreto.
La fiera que tengo dando vueltas suelta en el cuarto, aquella que liberé asesinando a su propio dueño.
Son tantos. Y todos ustedes mis niños, son hermosos, preciosos, perfectos. O por lo menos, yo así los veo. Los disfruto enormemente. Los acaricio con una sonrisa llena de melancolía. Quien dijera que desearía volver a cazarlos y ponerlos nuevamente en estas, sus jaulas particulares. 

Y los que más me gustan son los que causan todo esto:
Ese bello efluvio llamado amor.
El perfecto gigante enano llamado Ego.
Él, esa estrella del amanecer que pocas veces aparece y cuando lo hace trae pactos y sonrisas.
y Ella mi favorita, la dulce dama que se acerca con una sonrisa y te lleva con un chasquido.
Todos combinándose para tener este bello repertorio que admiro.

Y sigo resintiendo, el no poder atrapar a uno solo. No lo he logrado bien, se escapa y hace un destrozos. Miserable, de esos que describe Victor Hugo. Pero pronto te cazaré como a las perdices... Y entonces...

Viviré feliz comiendo perdiz...

Hasta mi próximo antojo.



jueves, 3 de abril de 2014

Concreto

¿Así que mandaron a alguien nuevo? ¿Así que esperan lo reciba con la mejor sonrisa?...

Detrás de su sonrisa, su temeroso ego se alzaba quejándose por la afrenta de sus superiores. La comodidad adquirida estaba en juego. Trabajar lo necesario mientras la vaca daba leche sin pastar demasiado. Ese era su trabajo, mantener las cosas en perfecta apariencia. ¿Arriesgarse? ¿Para qué? No, su vida tenía que ser fácil. A eso había venido. Así que "el nuevo" no llegaría lejos. Le rompería fácil esa sonrisa, el ánimo y las ganas. Hay mucha maneras y el de cualquier forma estaba arriba de él.

- No se en verdad a que te han mandado, debe ser una imposición, ya que yo no he requerido a nadie. Acá todo esta bajo control.

Primer golpe. Lo disfrutó, se percató de la nota de desconcierto en su cara. Pensó en lo fácil que sería quebrarlo. Su mirada se llenaba del brillo de la victoria.

Segundo golpe. Una obra en el punto álgido de complicación. Problemas en todos los niveles, en todos los frentes, en todas las dependencias. 

- Tienes que poner orden en esa obra. Yo se que puedes.

Cada 15 o 20 días lo observaba en la oficina, cada vez más desgastado, molesto, cansado pero no cesaba de luchar. Pensó en apretar más las cuerdas e hizo una visita. Tercer golpe.

- Lo que más me preocupa es saber si vas a poder con la obra o la obra contigo.

Se levantó de la silla, caminó y prendió un cigarro seguro de su futura victoria. De su hermoso sadismo. Él tenía el control y nadie iba a decirle que había que esforzarse más de lo necesario.

- Corte-

Sentado en la silla, la mesa sola, la comida en su estomago iniciando una revolución. El cansancio de su cuerpo. El desgaste mental y las ganas de darse por vencido. Golpe tras golpe, estoico había continuado de pie. Nada lo haría sentirse vencido. Pero hoy, en ese momento se sentía derrotado. No supo que responder, tan cansado en todo aspecto. El cuerpo, la mente, el alma. Un abrazo donde romperse... Por favor.

- Corte-

Ella observa...

- Corte-

Alguien se sienta a su lado y tan cansado no le interesa si regresó su jefe o no. Continua tomando el vaso con agua limpia y fría. Cuando decide mirar por el silencio y la extraña presencia que sentía... Ella sentada... Lo mira profundo a los ojos y el siente paz, los problemas se evaporan con el calor y el agua refresca más que nadar en un río. Y comienza a hablar, no para, minutos que parecen horas... Ella posa una mano sobre la suya... La paz se vuelve más profunda, el cansancio desaparece, el tiempo parece fluir más lento y continua hablando hasta confesar todo. Nadie lo había escuchado así, nadie le había dado esa paz, en su vida había conocido semejante sensación. La paz del nonato, la paz de un cementerio, la paz total...

- Corte-

Observa de lejos la mesa mientras fuma el cigarro, sonriendo ante la victoria. Alguien se sienta a su lado, no ve bien de lejos, pero seguro es una mujer. Ello lo mira... Se siente nervioso y atraído ante esa extraña belleza ¿Que hace con él? Pensó en un "knock out" cuando sostuvo la mirada oscura de esa interesante mujer y esta sonrió mientras el otro hablaba. Los dejó y decidió tomar una mesa en el exterior. Una hora después regresó a esa misma mesa y se sentó. Ella ya no estaba...

- Corte-

Más tarde caminando por su hotel la encuentra... Ella le sonríe... Pensaba en su victoria y llamó.


- Necesito hablar contigo de unas cosas que olvidé. Te veo en el bar del hotel.

Knock out.

- Corte-

En calma total después de esa charla por la tarde, con la extraña que solo lo escuchó atenta, acudió a la cita con su jefe. Al entrar al bar se sintió traicionado al verla sentada con él, una rara sensación de celos lo acosó... Ella le sonríe... Todo vuelve a estar bien. Se siente tranquilo. Su ego dormido, como si hubiera fumado. Se sienta y sonríe despreocupado.

- Corte-

Se sorprende de la calma y la sonrisa, pero no deja de saborear la victoria que aún no obtiene. Sabe lo que ella provoca y no solo son sonrisas. Su entrepierna palpitante se lo indica. La noche de whiskys y cervezas, anécdotas y experiencias. En algún momento se tornó todo tan agradable que se sintió arrepentido de lo que hacía, pero su ego enardecido con el fuego del deseo y del alcohol no le permitió olvidar y dejar sus planes. Continuó con su plan de llevar a esa belleza a su cama, ante la mirada de derrota de su empleado "impuesto".

- Corte-

Ella le habla al oído... Mientras su jefe se deshace en elogios y fantochadas ante ella, esta se acerca a su oído y le susurra frases que lo hacen sentir mucho más tranquilo. Mira en sus ojos y se siente todavía más relajado. Nada va a estar mal, todo va a mejorar a partir de ese momento. Sí, estaba seguro de ello. Su cuerpo entero se lo indicaba, su mente disfruta esa paz.

- Corte-

Despierta... ¡¡¡El colado nocturno!!! Era de día. Presuroso se levanta preocupado al extremo, justo el pretexto perfecto para hundirlo en un día de apuros. Desorientado, con la noche de bar todavía presente en su mente y ella resonaba en su cabeza... Se da cuenta que está en la oficina. Las botas manchadas, el pantalón sucio y sale. Está amaneciendo y los últimos del turno nocturno se van. 

- ¡Eh, inge! ¿Se durmió en la oficina?
- Sí, me he dormido ahí ¿Cómo ha marchado todo?
- Los detalles quedaron después del colado, no hubo problemas con el pequeño contratiempo que tuvimos.
- ¿Contratiempo?
- ¡Ay inge! Tan cansado que esta que ya no se acuerda... Todos siguen hablando del tema. Se apagaron la luces de pronto y la bomba seguía echando el concreto. Fueron minutos, quisimos detenerlo, pero usted nos ordenó que siguiéramos, que las luces volverían en cualquier momento, que habían estado fallando en otras ocasiones y volvían en un par de minutos. 
- Claro... lo recuerdo.
- Lo verdaderamente extraño y de lo que todos hablan y tienen miedo. Es de la mujer que vimos junto a usted cuando volvieron las luces. Fue un segundo y solo unos pocos la vimos. 
- ¿Una mujer?
- Sí, inge. Todos sabemos que era ella...
- ¿Ella?
- ¡Como se ve que no es de acá inge! Ella... La Calaca, la libertadora, la democrática... Ella...
- ¿¡Cómo va a ser eso!? Fue el cansancio y las luces.
- Como usted diga... Por cierto, encontramos esto.

Le extiende un sobre sellado dirigido a él. La letra la reconoce. 

- Gracias, vayan a descansar.
- Usted también, que dormir en la oficina no es sano. Le hace falta una mujer.

Se despide, y entra a la oficina nuevamente. Abre el sobre, tranquilo y curioso a la vez. 

"Estimado:

He decidido dejar todo, estoy fastidiado, me marcho. He dispuesto todo. Buscarme será infructuoso, esto es el Knock out que busco."




La cimentación fraguando al sol de esa mañana y todo comenzaba a fluir de manera adecuada... 


martes, 1 de abril de 2014

Lluvia

Desorientado caminaba bajo la lluvia, castañeaba los dientes. Encontró sentido en las calles en unos minutos, y llegó a su piso. Extrañamente vigilancia no lo saludo. En casa se despojó de la ropa, y se dio una ducha. Dejó correr el agua caliente sobre su cuerpo y vio como esta se teñía de rojo. Sorprendido busco de donde salía esa sangre y al tocarse la cabeza encontró una herida y los dedos manchados le confirmaron que el golpe era fuerte. Se sintió mareado por unos segundos pero logró contener el vértigo y terminó la ducha. Sintiéndose limpio y fresco, se vistió decidido a ir al hospital más cercano y que lo revisaran. Seguía sin recordar de donde venía, pero su aliento le indicaba que seguro venía de copas ¿Con ella? Pensaba... Lo dudaba, ella no quería saber nada de él desde hace meses. Lo había dejado, lo había cambiado por una mejora en su vida ¡Vaya! Mejorar su vida... Todo le daba, se entregó en cuerpo y alma, con devoción se tiró a sus pies y la muy perra... Un dolor de cabeza lo hace cerrar los ojos y acallar los pensamientos. Tenía que ir al doctor. Tenía que hacerse revisar antes de caer dormido y tal vez nunca despertar. Se acercó al baño y revisó los bolsillos del pantalón notando que este estaba manchado de sangre ¡Que buen golpe me he dado! Debe ser que me resbalé corriendo en la lluvia ¿Corría? ¿De qué? ¿Huía? ¿De quién? ¿Me desmayé? Tomó la cartera. La lluvia seguía, así que tomó un paraguas y su gabardina. Caminó tranquilo y no encontró taxis. Decidió seguir andando, el hospital no quedaba muy lejos. Entró en emergencias, nadie lo atendía, había más casos mortales que el suyo. Decidido a esperar deambulaba por la sala. De pronto vio una mano colgando de una camilla y le pareció extraño sentirse atraído a ver esa mano, con un anillo de compromiso. Caminó impresionado de las dudas que surgían en su cabeza y el dolor cada vez más intolerante. Cuando vio el rostro macilento de la mujer en la camilla, trastabilló hacia atrás cayendo al suelo sentado. Todos lo veían. El hombre al lado de la mujer comenzó a gritar. FUE ÉL, FUE ÉL, FUE ÉL... 
Era ella, ella. Lo había dejado por una vida mejor. Cerró los ojos y se tapó los oídos y todo fue claro otra vez. La había esperado escondido entre los autos del estacionamiento, tenía que hablar con ella una última vez, no la acosaba, no, solo la amaba, la detuvo y ella estaba asustada de verle. Le recordó la orden de restricción que tenía, le recordó que ya no lo quería, le recordó... ¡QUE SE CASABA!... Le mostró el anillo y eso hizo hervir su sangre. Sacó su propio anillo y le pidió matrimonio a dos rodillas, implorando, rogando, ella se negó, gritaba, se levantó y le tapó la boca. Saco de su saco uno de los bisturíes que se había llevado del trabajo, y sin pensarlo demasiado lo hundió fácilmente en la carne de su vientre. Hizo un tajo de izquierda a derecha y miró sus ojos sorprendidos. Observó como los cerraba y la sangre caliente mojaba su ropa, sus manos. Miró hacia abajo y observo los intestinos y escucho el grito... ¿¿¿QUÉ LE HAS HECHO DESQUICIADO???... Volteó para darse cuenta de que era él, su supuesto amigo, el mismo que le gritaba en estos momentos en la sala de emergencia, que comenzó a llenarse con el barullo de policías y manos que lo agarraban. 

La lluvia siempre le recordó a ella y su frescura al besar, su cuerpo desnudo y las noches de vino tinto... 

Y ese dolor tan fuerte, que su cabeza parecía a punto de estallar...