¿Así que mandaron a alguien nuevo? ¿Así que esperan lo reciba con la mejor sonrisa?...
Detrás de su sonrisa, su temeroso ego se alzaba quejándose por la afrenta de sus superiores. La comodidad adquirida estaba en juego. Trabajar lo necesario mientras la vaca daba leche sin pastar demasiado. Ese era su trabajo, mantener las cosas en perfecta apariencia. ¿Arriesgarse? ¿Para qué? No, su vida tenía que ser fácil. A eso había venido. Así que "el nuevo" no llegaría lejos. Le rompería fácil esa sonrisa, el ánimo y las ganas. Hay mucha maneras y el de cualquier forma estaba arriba de él.
- No se en verdad a que te han mandado, debe ser una imposición, ya que yo no he requerido a nadie. Acá todo esta bajo control.
Primer golpe. Lo disfrutó, se percató de la nota de desconcierto en su cara. Pensó en lo fácil que sería quebrarlo. Su mirada se llenaba del brillo de la victoria.
Segundo golpe. Una obra en el punto álgido de complicación. Problemas en todos los niveles, en todos los frentes, en todas las dependencias.
- Tienes que poner orden en esa obra. Yo se que puedes.
Cada 15 o 20 días lo observaba en la oficina, cada vez más desgastado, molesto, cansado pero no cesaba de luchar. Pensó en apretar más las cuerdas e hizo una visita. Tercer golpe.
- Lo que más me preocupa es saber si vas a poder con la obra o la obra contigo.
Se levantó de la silla, caminó y prendió un cigarro seguro de su futura victoria. De su hermoso sadismo. Él tenía el control y nadie iba a decirle que había que esforzarse más de lo necesario.
- Corte-
Sentado en la silla, la mesa sola, la comida en su estomago iniciando una revolución. El cansancio de su cuerpo. El desgaste mental y las ganas de darse por vencido. Golpe tras golpe, estoico había continuado de pie. Nada lo haría sentirse vencido. Pero hoy, en ese momento se sentía derrotado. No supo que responder, tan cansado en todo aspecto. El cuerpo, la mente, el alma. Un abrazo donde romperse... Por favor.
- Corte-
Ella observa...
- Corte-
Alguien se sienta a su lado y tan cansado no le interesa si regresó su jefe o no. Continua tomando el vaso con agua limpia y fría. Cuando decide mirar por el silencio y la extraña presencia que sentía... Ella sentada... Lo mira profundo a los ojos y el siente paz, los problemas se evaporan con el calor y el agua refresca más que nadar en un río. Y comienza a hablar, no para, minutos que parecen horas... Ella posa una mano sobre la suya... La paz se vuelve más profunda, el cansancio desaparece, el tiempo parece fluir más lento y continua hablando hasta confesar todo. Nadie lo había escuchado así, nadie le había dado esa paz, en su vida había conocido semejante sensación. La paz del nonato, la paz de un cementerio, la paz total...
- Corte-
Observa de lejos la mesa mientras fuma el cigarro, sonriendo ante la victoria. Alguien se sienta a su lado, no ve bien de lejos, pero seguro es una mujer. Ello lo mira... Se siente nervioso y atraído ante esa extraña belleza ¿Que hace con él? Pensó en un "knock out" cuando sostuvo la mirada oscura de esa interesante mujer y esta sonrió mientras el otro hablaba. Los dejó y decidió tomar una mesa en el exterior. Una hora después regresó a esa misma mesa y se sentó. Ella ya no estaba...
- Corte-
Más tarde caminando por su hotel la encuentra... Ella le sonríe... Pensaba en su victoria y llamó.
- Necesito hablar contigo de unas cosas que olvidé. Te veo en el bar del hotel.
Knock out.
- Corte-
En calma total después de esa charla por la tarde, con la extraña que solo lo escuchó atenta, acudió a la cita con su jefe. Al entrar al bar se sintió traicionado al verla sentada con él, una rara sensación de celos lo acosó... Ella le sonríe... Todo vuelve a estar bien. Se siente tranquilo. Su ego dormido, como si hubiera fumado. Se sienta y sonríe despreocupado.
- Corte-
Se sorprende de la calma y la sonrisa, pero no deja de saborear la victoria que aún no obtiene. Sabe lo que ella provoca y no solo son sonrisas. Su entrepierna palpitante se lo indica. La noche de whiskys y cervezas, anécdotas y experiencias. En algún momento se tornó todo tan agradable que se sintió arrepentido de lo que hacía, pero su ego enardecido con el fuego del deseo y del alcohol no le permitió olvidar y dejar sus planes. Continuó con su plan de llevar a esa belleza a su cama, ante la mirada de derrota de su empleado "impuesto".
- Corte-
Ella le habla al oído... Mientras su jefe se deshace en elogios y fantochadas ante ella, esta se acerca a su oído y le susurra frases que lo hacen sentir mucho más tranquilo. Mira en sus ojos y se siente todavía más relajado. Nada va a estar mal, todo va a mejorar a partir de ese momento. Sí, estaba seguro de ello. Su cuerpo entero se lo indicaba, su mente disfruta esa paz.
- Corte-
Despierta... ¡¡¡El colado nocturno!!! Era de día. Presuroso se levanta preocupado al extremo, justo el pretexto perfecto para hundirlo en un día de apuros. Desorientado, con la noche de bar todavía presente en su mente y ella resonaba en su cabeza... Se da cuenta que está en la oficina. Las botas manchadas, el pantalón sucio y sale. Está amaneciendo y los últimos del turno nocturno se van.
- ¡Eh, inge! ¿Se durmió en la oficina?
- Sí, me he dormido ahí ¿Cómo ha marchado todo?
- Los detalles quedaron después del colado, no hubo problemas con el pequeño contratiempo que tuvimos.
- ¿Contratiempo?
- ¡Ay inge! Tan cansado que esta que ya no se acuerda... Todos siguen hablando del tema. Se apagaron la luces de pronto y la bomba seguía echando el concreto. Fueron minutos, quisimos detenerlo, pero usted nos ordenó que siguiéramos, que las luces volverían en cualquier momento, que habían estado fallando en otras ocasiones y volvían en un par de minutos.
- Claro... lo recuerdo.
- Lo verdaderamente extraño y de lo que todos hablan y tienen miedo. Es de la mujer que vimos junto a usted cuando volvieron las luces. Fue un segundo y solo unos pocos la vimos.
- ¿Una mujer?
- Sí, inge. Todos sabemos que era ella...
- ¿Ella?
- ¡Como se ve que no es de acá inge! Ella... La Calaca, la libertadora, la democrática... Ella...
- ¿¡Cómo va a ser eso!? Fue el cansancio y las luces.
- Como usted diga... Por cierto, encontramos esto.
Le extiende un sobre sellado dirigido a él. La letra la reconoce.
- Gracias, vayan a descansar.
- Usted también, que dormir en la oficina no es sano. Le hace falta una mujer.
Se despide, y entra a la oficina nuevamente. Abre el sobre, tranquilo y curioso a la vez.
"Estimado:
He decidido dejar todo, estoy fastidiado, me marcho. He dispuesto todo. Buscarme será infructuoso, esto es el Knock out que busco."
La cimentación fraguando al sol de esa mañana y todo comenzaba a fluir de manera adecuada...