viernes, 5 de diciembre de 2014

El punto

Cerca del cuello, entre nuca y oreja.
La piel se encrespa.
Resoplando, provocando gemidos.
El lóbulo mordido.
Manos apretando,
Cuerpos empujando,
Una erección frotando la entrepierna.
La voz susurrando un nombre,
besos mordiendo la lengua.
La humedad creciendo.
Llegando al punto que causa gemidos
que enciende hogueras,
que humedece con cada movimiento.
Hasta rogar que se detenga.
Esperando, ansiando.
La cópula.
El poder de uno sobre otro en un punto.
Se pierde en la inconsciencia del deseo.
Rogar por la posesión, 
con boca hinchada,
piel palpitante,
la entrepierna llorando.
Todo anhelo, paciencia.
Entra.
Gemir nombres en un instante.

martes, 25 de noviembre de 2014

Clandestino

Recorre una sonrisa, imaginando una mirada.
Una mirada desde la boca de un vaso
Hielo y whisky.
Un prisma de arcoriris,
Un iris.
Un cuerpo que insinúa locuras.
Locuras con sonrisas insinuantes,
con miradas desde el cuerpo,
para él y su imaginar.
Dibujando en la arena de tu cuerpo,
con la lengua.
Arena que toma forma entre dedos,
hasta hundirnos en un mar tibio.
Busca lo húmedo e inquietante,
la mueca del placer en la piel.
Se viaja en mareas, corrientes y tormentas.
Llegar así a la marisma de tu agua salada.
La paz, el remanso y los suspiros.
Viajando de la mano,
compartiendo, jadeando y maldiciendo;
el final de un orgasmo.
Morir en él, revivir entre tus manos y piel,
magnetismo y otra vez esa mirada,
Sonrisa pícara.
Hundir la cara en ti,
buscando esa sonrisa.
Beber miradas y sonrisas,
provocadas, prodigadas, regaladas.
Se acercan entre humo y vasos,
bebiendo a dos centímetros del vello.
Shhh... el silencio, exhaustos.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Abismo

Me despierto soñando que te tomo de la mano. Lloré hasta quedarme dormida. Y soltar ese sueño duele más todavía. Te siento aún conmigo, escucho todavía tus latidos. Yo sé que lo imagino, te he dejado; tu ya no estás más. Nunca más estarás conmigo, esto fue definitivo. 

Me levanto adolorida. Más del corazón que del cuerpo. El día de ayer ha sido cansado, pero lo que más ha dolido es darte la espalda. Mi cobardía, mi egoísmo; ¿o tal vez sea precisamente lo contrario? Valentía por dejarte y pensar en tu bienestar antes que el mío. No iba a arrastrarte a un camino derruido, donde tengo que poner todo mi empeño para pavimentar y limpiar; hacerlo hermoso. Donde debo mejorar yo para poder tener un nosotros. Vaya, que tu eras perfecto y te merecías alguien mejor. Sí, fue valentía. Pero cada que me digo eso rompo a llorar.

Verme en el espejo no es fácil. Bañarme es difícil cuando siento que por más jabón que use, seguiré sintiéndome sucia por algo que hice. Tomo una pastilla para calmar la ansiedad que todo este evento me ha producido. Cuando la trago escucho mi voz diciendo "Cobarde". Claro, ni siquiera tengo el coraje para sobrellevar una culpa tan grande. Católica de mierda, eso me digo entre dientes.

Que nerviosa estaba; pero pensé que sería más fácil; o que lo harían más fácil para mí. Como cuando Laura me contó su propia experiencia. Aunque recuerdo que ella tenía 16 en ese momento. ¿Que será de todas esas que se decían amigas y ahora me critican? Cierto, que no me importa.

Miro los antibióticos, los relajantes, los "painkillers" (que puta costumbre los anglicismos), la receta y las llamadas perdidas. No puedo ni servirme café sin tener pulso de adicto en recuperación. Otra llamada entrando y no puedo, ni quiero contestar. No sé si lo odio o solo quiero usarlo de vertedero de dolor de una decisión que tomé yo. ¿No dije que estaba mejorando? De acuerdo, un mensaje honesto.

- Esto me sobrepasa. Fue mi decisión y tu me ayudaste a llevarla a cabo. Te agradezco el apoyo, pero no sé si te odio o solo quiero proyectar mi dolor en ti de manera cobarde. Nosotros se acabó. No me busques, no ayuda a todo este dolor.-

"Cobarde". Escucho nuevamente a la que quiere flagelarme y destrozarme por esta decisión. Escucho a la sociedad que solo critica. Escucho a mi religión que me condena y estoy a punto de tomarme más pastillas para adormecer las voces. Me detengo y pienso. 

Esto es mi fondo y de aquí solo queda mejorar. Te pido perdón por no tener el coraje de mantenerte a mi lado, por mi cobardía. Te arranqué con vileza y egoísmo de mi cuerpo. Sentí el momento preciso cuando gritaste por mí. Duele profundamente reconocerlo. Uno debe aprender a vivir con sus decisiones y ésta solo me afecta a mí.

La siguiente ocasión, mi embarazo será alegría y no motivo de angustia. Te prometo hacer el camino para que sea así. Te prometo ser mejor que hoy. Prometo no olvidar lo que he vivido contigo. Prometo volverme la madre que se merece un hijo. La madre que no quise ser para ti.


jueves, 20 de noviembre de 2014

La marcha

Miro la marcha pasar. Tanta gente me da miedo. Veo a las madres que están ahí, gritando por sus hijos desaparecidos y yo suspiro. Tengo 9 años y hace 4 que no veo a la mía. Deseo que alguna de ellas sea la mía, buscándome. 

Mi mamá, la extraño. Aunque me golpeara hasta desmayarme. ¿Padre? Los que conocí no sabía si quererlos o temerlos. Hubo uno que me tocaba todo el cuerpo mientras mamá dormía. Me hacía cosas que yo no comprendía y me provocaban ascos primero y luego pena. El día que le dije a mamá ella me llenó de culpas y golpes. Al despertar estaba en un basurero. Quise regresar y no encontré el camino. Además todo me dolía. Así comencé a vivir en la basura. 

Miro la marcha continuar. Estoy solo. No hay nadie en el mundo que piense en mí. Sería preferible morir.

martes, 18 de noviembre de 2014

Razón

Escuchaba tu gritos con calma, sin perder los estribos como otros. Vigilé cada una de tus amarras para que no te lastimaran. Cuidé que tomaras tu medicina, que cortaba tu inspiración y muchas ocasiones dejé que estuvieras despejada. En secreto de noche iba a tu lado para escuchar los cuentos que imaginabas. Dentro de ellos me contabas tu vida. Transcribí cada uno de ellos y un día guardaste silencio; no hubo mas historias, anécdotas, mucho menos cuentos. Me miraste y con calma me pediste que te cremaran. Me diste un nombre, una dirección y un paquete de cartas sin enviar. Sabías lo mucho que yo te adoraba; como un devoto a un santo milagroso. Durante todo este tiempo pude tocar tu piel amielada y mantener tu cabello negro y reluciente. No necesitabas maquillaje, solo limpieza. Pude ver la sangre de tus entrañas mes a mes. Siempre te mantuve tan acicalada, que algunos dudaban que tu razón se hubiera perdido. Te dejaron escribir al ver que no te suicidabas y era un calmante tener una pluma en tu mano. Todos los días durante varios años fui tu carcelero, tu amigo y tu admirador consagrado.

El día que falleciste sin razón clínica aparente; renuncié. Sin ti no había razón de vivir en ese nido de locuras. Me dirigí a la dirección que me diste.

Entendí porqué lo amabas a los pocos días de observarlo. Era dulce y dedicado con los seres humanos; mucho más con los que amaba. Su esposa es muy parecida a ti. Tienen un hijo recién nacido y luego la vi. Tú, tu hija, un retrato tuyo. Me entró rabia pensar que nunca te visitaban. Ira, pensado que eso podría haberte ayudado. Me fui.

En la barra de un bar, un poco más calmado pensé y analicé. En tus cuentos nunca mencionaste ausencias dolorosas. A veces soltabas lágrimas resignadas. 
"¿Y yo quien soy para juzgar sus acciones? Si a la que adoro es a ti"; me dije.

Regresé en uno de esos momentos donde él se quedaba solo en casa con tu hija. Tome aire y coraje para darle tu carta y la urna. Toqué el timbre y al abrir, me miró de pies a cabeza; como reconociendo algo de ti en mi. Fue amable y me invitó a pasar. Me sorprendió ese acto de confianza. Sentados en su sala con un vaso con agua en la mano, yo estaba nervioso. No sabía como empezar.

- ¿Sabes? Eres el estilo de hombres que ella atraía al caminar y sonreír. Hombres grandes y sumamente masculinos. Como osos. Protectores y obsesivos.

Yo guardé silencio ante tal revelación. 

- Era natural, pero uno de ellos le quitó la razón. Cuando la encontraron y me la devolvieron estaba rota, y ni todo mi amor por ella la arregló.

Me estaba contando como es que llegaste al lugar donde te conocí. No sabía que decir.

- Guardó silencio durante 8 meses. No conseguí que abortara; se negaba con rabia. Cantaba nanas en las noches antes de dormir y al cabo de un tiempo terminé aceptándolo.

Te amaban, te aman. Alguien te ama tanto que me produce satisfacción pensar que no soy el único que sabe de la belleza que eras. Que hermoso ser amado así.

- Es idéntica a ella. Fuerte, sana, hermosa. Después que nació; me pidió recluirla y que no la visitara. Han pasado 10 años. Eres lo primero que sé de ella.

Tomé valor. Le extendí tu urna y la carta. Se le llenaron los ojos de lágrimas cuando te tomó. Le dio un beso a la urna y leyó. Cuando terminó y me miró; su hija bajaba las escaleras y abrazó a su padre. No preguntó nada y él no dijo nada. Ese entendimiento entre ambos era envidiable. Se miraron sonrientes y le extendí a tu hija el paquete de cartas que no le enviaste. Y como muestra de mi amor hacia ti; le dí los cuadernos con todos los cuentos que me contaste. Ver sus ojos iluminados de ilusión y expectativas fue la mejor recompensa. Me levanté y me fui dejándolos contigo, con tu memoria. Cerré la puerta y por un segundo me pareció verte sentada junto a ellos. Sacudí la cabeza y ya no estabas.

Sentado en el auto sin saber que más hacer; me quedé un par de minutos observando la casa. Entonces lo vi. Estaba seguro que era él. Vigilaba. Los observaba, no, la observaba a ella. En ese momento supe para que me habías enviado.

La última palada y yo estoy al borde de mi resistencia. Cuatro metros bajo tierra y dudo que lo encuentren. Afortunadamente nadie me podrá culpar. Tu hija esta bien, tu esposo agradecido y yo; bueno yo estoy por morir. Tal vez te llegue a ver pero nunca creí en nada después de la muerte; así que solo imagino tu presencia. Me estas contando un cuento.

"El oso alguna vez estuvo encadenado de pequeño; soñando ser libre. Una noche logró escapar de sus crueles captores pero antes desgarró sus cuellos. Así comenzó su vida, como el nacimiento mismo. Entre sangre y vísceras".


jueves, 13 de noviembre de 2014

Perdón

Pienso en todos los años que caminamos de la mano. Te sigo de lejos y a veces miras sobre tu hombro, como intuyendo mi presencia. Observo tu sonrisa cansada y tu mirada en los recuerdos.

Estuve en tu boda, en los nacimientos de tus hijos, en la muerte de ella. Que por un segundo comprendió quien era la causa de tu misteriosa melancolía. La cuál ella trato de curar sin mucho éxito. Te confieso que me regalo una sonrisa al irse en paz.
Visito a tus nietos; son tan distintos a ti. Solo uno de ellos obtuvo tus ojos llenos de miel. Me pregunto ¿Cómo serían los nuestros?.

Lamento que no me dejes ir. Esa cuerda de culpas y sentimientos que no sueltas; a la que te aferras. Ya han pasado 50 años; yo debería estar con una capa gruesa de polvo en el anaquel más lejano de tu memoria. Yo debería estar en tierra santa, llenándome de hojas. Perdóname; no supe a donde más ir.

Esa noche no debí de haberme ido enojada contigo. Esa noche debí de haberme ido en taxi de sitio. Esa noche no debí haber caminado por esas calles solitarias. Siento haber regresado después de horas maltratada, mancillada, ultrajada por tres tipos a los que nunca vi. Debí haber ido a casa a dormir. Pero siempre fuiste el bálsamo que aliviaba mi vida. Disculpa debí haber sido más fuerte y no depender tanto de ti. Tanto amor me tenías que toleraste amargura y tristeza por no poder aceptar tus caricias después. Tanta compasión tuviste que me acompañaste a tener un hijo que no pedí; y que al aceptarlo como tuyo nació muerto. Nunca pude darte uno nuestro después.
Lamento haberme quitado la vida de forma dramática; en ese viaje llamado "nuestra luna de miel"; lanzándome a un abismo frío para poner fin a nuestro sufrir. 

Veo a la muerte rondando tu cama y me pide silencio. Sé que para ti será como ir a dormir.

Por favor sonríe; ya debo marcharme. Yo voy a un lugar muy distinto al que tú perteneces. Veo ya el camino. En ese camino me esperan los tres que cambiaron mi vida contigo. Víctimas y victimarios juntos de la mano; y un bebé que nunca llora pero que cargo en mi regazo. Miro el cielo color cobre sucio, lleno de nubes; y sé que tu estás libre de mí por fin.


jueves, 30 de octubre de 2014

Difuntos

Silencio              

¿Me piensas como yo lo hago?
¿Me recuerdas cuando menos lo esperas?
A mi me pasa, no muy seguido.
Generalmente a solas cuando me acerco a los libros.
Extraño el silencio de tu presencia leyendo a mi lado y tu mirada de soslayo.
Las noticias de tiraje de domingo que me indignaban. Esa febril emoción que tomando mi mano y asintiendo a cada blasfemia conferida contra la humanidad, calmabas sonriendo al decirme "Vive, que pronto te irás".
Nuestra relación llena de palabras aderezadas con perfectos silencios y miradas, que se entendían sin dudar y las palabras no se malinterpretaban. 
Ahora solo tengo ese silencio de la ausencia de tu presencia, ese silencio de la muerte que es tan amargo.

Espectáculo         

Se apagan las luces, se cierran cortinas y todos siguen sin mirar atrás.
Se marchan y me dejan sin más, no quieren mirar.
La noche cae y mis lágrimas se pierden.
Observo la noche, el oscuro cielo deshaciéndose.
Desde el piso observo el paso de la gente.
Indiferente.
Mi vida fluye, se aleja de mi, marchándose en silencio.
Sin adiós, sin despedidas; ni sonrisas, ni besos, ni caricias.
Y al final de todo sonrío, porque recuerdo que este dolor es pasajero.
Mañana estaré viva, en otro lugar, en otro cuerpo.
Estaré por un breve momento llamado vida.

Él                        

Acepto su partida con calmada parsimonia.
Observo su ropa manchada de tierra.
La cama deshecha con restos de calor.
No hemos hecho el amor.
No hemos tenido sexo.
Eso hace tiempo se acabó.
Ni un beso me dejó.
Su compañía era un fantasma silente.
Hastiado de mi, del sabor de mi boca.
Una costumbre monótona.
Nunca supe porque se quedó,
pero sí la razón de morir.




Cartas a un muerto


Hola. Tanto tiempo de no contactarte. Tantas ganas de escribirte. No me atreví hasta este día. No sé si especial o simplemente se me hace fácil pensar que esta carta te llegaría.
Quisiera empezar por ofrecerte una disculpa; por alejarme sin decir adiós. Por dejar que problemas entre él y yo me alejaran de una maravillosa persona como tú. Debí haberte explicado el motivo de mi silencio. La ausencia que dejé al no escribirte más, la soledad que sentí al no ver más tus correos. Pero hoy después de 13 años vuelvo a hacerlo.

Hace no mucho me reencontré con él. Hablamos como si no hubiera pasado el tiempo, entrelazamos miradas como si nunca nos hubiéramos alejado. Tomamos café como hacíamos, en silencio. Me encanta la forma en que me dice "sos mundial morocha". Esa frase que me adjudico permanentemente. Después de ese breve encuentro como oasis en desierto, se marchó. A tu lado, a hacerte compañía. Me lo dijo y me salió una sonrisa al recordar toda nuestra correspondencia.
Después de un tiempo a tu lado y sus llamadas clandestinas por la noche para ocuparse del amor que nos tenemos, y para no volver a perdernos en el silencio de la distancia que duda de si todavía existe el otro o solo fue un error de comunicación. Me habló. Diciéndome que tu sabías de nuestra comunicación y nuestro amor. Me dijo que preguntaste por mi y que le contaste de nuestra divertida correspondencia. Me contó que mandaste saludos. Aunque después soñé que te despedías.

Eres esa persona que podía bromearle con cosas serias y hacerte reír con ellas. Como aquella vez que te dije de un embarazo (ficticio obviamente) y que ese era el verdadero motivo de casarnos. Te hizo brincar de alegría y luego al desmentirlo, dijeras entre carcajada "hija de puta" ¿Recuerdas?
Claro que sí, porque le contaste a él que yo era un "aparato". Le contaste la anécdota del embarazo. Él sorprendido de nuestra intimidad se rió con fuerza diciendo "hija de puta esa morocha linda". Y tu reíste a carcajadas con las últimas fuerzas que te quedaban.

El domingo 25 de marzo soñé contigo. Soñé las calles empedradas y llenas de lluvia. Soñé que me detenía en un kiosko a comprar una revista. Todo era gris y triste. Yo iba de blanco y él de negro. En un salón, un sacerdote decía amén y comenzaba la música. Lánguida y triste, él bailaba conmigo y lloraba; mientras yo besaba sus mejillas.
Y el 26 de marzo del 2012 tuve que consolarlo. Lloró tanto y tan mal estaba; que me rogó que nunca lo dejara. Lo que su dolor no le permitía ver era que nunca nos habíamos dejado, ni siquiera estando separados.
No tenía corazón para decirle lo mucho que te iba a extrañar. Lo mucho que me hubiera gustado platicar contigo. No tuve corazón para decirle que la muerte es un paso y solo nos queda aceptarlo. No quise decirle que a pesar de los años separados, tú siempre ibas a ser mi amiga, mi suegra. Solo pude tragarme mis palabras y consolarlo. Sé que eso querías cuando soñé tu funeral; e hiciste que visitara las calles tristes de tu Buenos Aires, de tu Argentina querida. 

He aquí la carta que te debía querida mía. 

Hasta luego suegra; mi eternidad se vuelve corta y tal vez (al menos eso espero) volveré a verte pronto y tendremos ese café en la muerte que en vida nos debemos.



miércoles, 29 de octubre de 2014

He sido yo

He sido yo.
La mezcla de febril amor y agonía,
que en sus brazos derrumbaba cada día.
He sido yo.
La obsesiva solitaria que jamás lo rechazó,
que jamás le dijo no a sus idas y venidas.
He sido yo.
La que lo empujo justo cuando tropezó,
más allá del borde de su control.
He sido yo.
La que murió queriendo sostener su vida,
con retazos de sonrisas y caricias.
He sido yo.
La que perdió una vida haciéndole ver su valía,
para yo perder la mía.
He sido yo.
La que escribe lo que pudo ocurrir,
pero que no permití.
He sido yo.
La que sobrevivió la mortal herida,
de su constante agonía por la vida.
He sido yo.
La que decidió alejarse de su amor,
que solo ejerce dolor.
He sido yo.
La que aún te ama sinceramente,
pero lejos eres mejor amor.
He sido yo.
La que brutalmente sincera,
se alejo de ti.

martes, 28 de octubre de 2014

Cansancios

Hastío

Me quiero ir en silencio, sin aspavientos, sin alcohol y lágrimas.
Me quiero ir con la espuma del agua y la noche profunda.
Me quiero ir a solas con los recuerdos golpeando mi vista, con la vida deshilachándose en imágenes selectas.
Me quiero ir sabiendo que fui buena.
Me quiero ir con el amor desgajando mi alma en lágrimas.
Me quiero ir recordando caricias, sonrisas y hasta el odio que me tienen algunos.
Me quiero ir escuchando el crujir de las ramas con el viento oceánico.
Me quiero ir arrastrada a mi lápida de agua salada, hasta que reviente el planeta y me mande a las estrellas.

Gente

Salgo al mundo y el corazón se oprime, late con fuerza y me timbran los oídos.
Miro rostros, gente, todas muy cerca, mucha gente para mi gusto.
Me angustio y siento un grito pujando en mi cabeza. 
Un nudo en la garganta y lágrimas empujando mis ojos.
Quieren salir, limpiar, dejar lo que pienso en paz.
Las multitudes comienzan a causarme angustia.
Me controlo cada vez peor. 
Sigo esperando el momento de irme, lejos, a la soledad perfecta del mar.

Flotar

Un mar de gente; brazos, piernas, miradas, manos y bocas.
Olores, humores, calores.
Nado, sigo y giro.
Me hundo buceo y forcejeo.
Salgo, tomo aire, respiro y floto.
La corriente es fuerte y me lleva al fondo.
Casi me ahogo.
Surjo, braceo, pataleo y continuo. 
Me alejo, siento que cada vez estoy más cerca y no sé como.
Sigo con fuerza, las manos se aferran, no me sueltan.
Los lamentos resuenan, los llantos me llenan.
Nado sola y de pronto más gente, sola.
Al unísono alejándonos de todo, de todos y el cuerpo funciona.
El universo en uno y de pronto tu mano me roza.
No estoy sola; me digo; aunque no te miro.
Continuo flotando hacia las estrellas.

martes, 21 de octubre de 2014

El problema

El problema no es pasar unas horas contigo.
El problema no es ese fuego latente.
El problema no es amanecer a tu lado.
No.

El problema es el día siguiente de dejarte.
El problema son los placenteros dolores que a veces no me permiten ignorarte.
El problema son las moradas marcas que quedan.
El problema es la sonrisa que pugna por salir murmurando tu nombre.
El problema es que no quiero pensarte.
El problema es que mi piel no deja de sentirte.
El problema es que el cuerpo esconde vicios.
El problema es todo esto que escribo.
El problema es escribirte y se vuelve adictivo.
El problema NO es que no quiera escribirte.
El problema es que escribo de mucho que es recuerdo y tú eres solo presente.
El problema es que me gusta tu compañía.
El problema es que inspiras.

Como problema hay muchos.
Pero el problema que más pesa es el sexo tan horrible que tenemos.
Entre murmullos, sábanas y sillones.
Paredes, camas y baños,
entre películas y café con helado.
Sonrisas, bromas y sarcasmos.
El problema es que me olvido que somos animales y todos copulamos.
El problema es que tu piel combina con la mía.
El problema es que somos amantes que no se cansan de desearse.

El problema NO esta en que leas,
El problema es que interpretes a tu manera.

Un verdadero problema sería que pensara en ti más allá de plasmarte en unas efímeras letras.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Morena

Parado en la orilla del mar, de este frío mar. Escucho el oleaje y el viento helado me hace encoger los hombros. Observo las olas y miro el reloj. Estoy perdiendo la razón, anhelo verte llegar entre las olas, o que me abraces por la espalda. Tus manos oliendo a la naranja que acabas de comer, mirar de reojo tus oscuros ojos morena, tus rizos al viento y tu risa pícara.

Parado al pie de la casa, a la orilla de la playa. De esta casa, cálido hogar de los últimos años de nuestra vida juntos. Siento esta soledad que tanto amamos y celamos, que solo compartíamos el uno con el otro, uno que otro libro y muchas miradas llenas de sentimientos.

Parado al pie de la cama, nuestra cama. La que vio los últimos hervores de la lujuria en estos cuerpos marchitos como árboles viejos. Imagino tu boca y tus ojos justo antes de un beso, invadiéndote poco a poco con las caricias y juegos que aprendimos de memoria; pero que nunca dejaron de gustarnos. Esta cama que vio tus últimos momentos en esta playa alejada de la vida humana que tanto detestabas.

Parado al pie de los recuerdos, en este mar helado que se ha enojado de no lamer más tus pies con osadía, en este viento que sopla queriendo arrebatarte ya de mis manos, frente a esta casa que cruje en señal de protesta por este repentino abandono, esa cama que gime porque le hace falta quien la tienda con cariño, esmero y sábanas blancas.

Parado en este entierro sin funeral, sin lágrimas porqué no he de llorar por la que me quiso día a día sin pensar de más, que me acompañó con valentía en mi soledad. Este mar te reclama y el viento te llama. Cariño, te he de soltar.

Parado en esta vida veo tus cenizas volar, dar volteretas y dejar un poco en mi cara surcada de agua salada. Me has dado un beso de despedida que no podré olvidar. Eres a la que quisiera repetir una y mil vidas más.


martes, 14 de octubre de 2014

Vicios

Dolor                   

Observarte con parsimonia que corta la razón.
Calor asfixiante, lleno de humedad.
La eternidad concentrada en el ambiente. 
Una gota de sudor recorre tu espalda.
Sentada en tus talones, mirando al piso.
Tus manos posadas suavemente en tus muslos.
Tu paciencia compite con la mía.
Paseo mirando de reojo tu figura. 
No soy dura, soy una sonrisa pícara.
Espero el momento más pesado de tu espera
comienzo el rugoso cariño que tengo hacia ti.
Pensemos en pinzas, fustas y piel roja.
Saborea el silencio, mis pies descalzos y el roce de la ropa.
Comencemos por las ataduras.


Loop                    

Las agujas en el pecho y a cada encuentro se clavan más.
Llegará el punto que no podrás sacarlas más.
Te vas a desangrar en dolor.
Sigues insistiendo en ese placentero ardor.
No lo quieres aceptar,
entre más lejos estás
se vuelve tu obsesión regresar.
Deja de pensar, hazlo ya.

Fuego                

Algunos despiden un fuego fatuo, 
que me deja maravillada.
Me intrigan las ilusiones quebradizas.
Las promesas imprudentes.
Todo entre besos, versos y sonrisas.
Lo mejor de ellos en unos momentos.
No me extraña cuando aterrizan, 
de manera forzada por susurros de razón.
La realidad es un desazón. 


1er Orgasmo

Recargada en una pared, falda arriba, bragas abajo, piernas abiertas. Sus manos apretando mi culo. Su cara hundida entre las piernas. Su lengua lamiendo, su boca succionando, círculos y ritmo cada vez más rápido. Gemidos, calor y explotar en la oscuridad. Aprieta con sus labios y lame despacio. Acaricia las nalgas y las piernas. Levanta mis bragas y me las pone, baja mi falta y me arregla. Quita el cabello de mi cara. Se recarga contra mi. Siento su cuerpo delgado, su cadera afilada, su miembro erecto. Me besa duro y suspiro.

- ¿Te ha gustado?

Me cuelgo de su cuello y solo suspiro.

- Vamos, te llevo a casa, son las 9:00 pm, quedaste de estar temprano.

Caminamos 2 calles. Mi entrepierna palpita. Me toma de la mano.

- Entonces ¿Somos novios?
- No sé.
- Vamos ¿Porqué no?
- Es que no estoy segura.
- De acuerdo, entonces ¿Nos vemos mañana?
- Te busco.

Entro a casa. No hay nadie todavía. Me recuesto y siento. Los ojos cerrados y tengo las sensaciones a flor de piel. Tal vez si me gusta de novio, pero... Solo tengo 16 años ¿Para qué un novio?



lunes, 13 de octubre de 2014

Vida

Humanidad            

Las lágrimas atacan sin piedad,
sin aviso, con impotencia.
Externa observadora de la injusticia,
tal vez divina, 
tal vez humana,
carente de sentido.
Desesperanzadoras imágenes inunda los ojos,
la mente y el corazón se rompe.
Solo un ser humano sin poder, 
solo con la fuerza de seguir.
Su alma indignada ante la enfermedad,
esa que se hace llamar humanidad.
Ese vació en el cuerpo que carece de alma, 
una cáscara que no sabe ya distinguir la maldad.
La humanidad, por mi, podría desfallecer sin regresar.


Futuro                     

Resignación, o aceptar los hechos.
Decir que te quiero es aceptando lo peor.
Nada dura por siempre,
los momentos efímeros son dignos de deleite.
No busco lujos, mucho menos destacar.
No observo futuros, ni me atrevo a soñar.
No pienso en ti mucho, por miedo; es la verdad.
Basta con encariñarse con un animal,
al cuál verás marchar dejando una especie de soledad.
Pienso en la partida inminente, dejar todo atrás.
No busco tus besos, solo llegas y los das.
Me he vuelto fría; lo sé.
Pero algún día todo esto morirá.
No me gusta sufrir de más.


Realidad                 

La soledad revuelta con vistazos de compañía.
Añorar brazos que nunca apretaron y solo soltaron.
Pensar en bocas que solo pronunciaron promesas,
esas que dejaron morir en el intento de cumplirlas.
Vidas que exigían sacrificios y no hacían nada por cambiar.
Suspiros prodigados que robaron vida,
Suspiros que buscan regresar.
Soñar en cristal que estallan al despertar,
Realidad cubierta de sangre por sueños rotos.
No sueñes, puedes no regresar.


viernes, 5 de septiembre de 2014

Lugares

Camino                

Si estuvieras a la mano te llenaría de besos
sonrisas. 
Me bebería toda la cerveza que pudiera 
reiríamos a carcajadas. 
Pasaríamos momentos melancólicos, 
para hacerlos insulsos con una mirada. 
No puedo obviar lo que siento cuando te pienso; 
lo mucho que te extraño 
y no es para llevar una vida a tu lado. 
Es solo por pasar unas horas contigo, 
abrazados, 
mimándonos en silencio. 
Demostrando lo que nos queremos 
a pesar de las circunstancias. 
Solo eso. 
Unos momentos contigo 
y seguir así tolerando la eternidad. 
Mi eternidad cada ves más corta, 
mi eternidad que pesa, 
mi eterna soledad. 
Esa soledad duda de querer a alguien más. 
Sigo andando el camino, 
vueltas y recovecos 
salto pueblos y cruzo fronteras.
Sola voy a terminar.

Casa                    

Camino entre habitaciones, 
recordando lo vivido. 
Las miles de veces que la vida me ha enseñado
y no quiero aprender. 
Me he caído, 
levantado; 
fuerte, 
valiente. 
Las decepciones son las mismas, 
las más dolorosas, 
las ya repetidas hasta el cansancio. 
No dejo de creer y vuelvo a caer, 
confiada. 
Todo puede ser usado en mi contra. 
Todo se dice nada se guarda. 
Recaigo en soledad que me impongo
como defensa. 
Caigo en chantajes que duelen. 
Los problemas son perfección y armonía. 
Las sonrisas heridas. 
Palabras que queman y hieren. 
Cada vez cierra más rápido la herida.

Viaje                   

El encanto del viaje dura hasta el siguiente poblado. 
Donde hay que apearse y conocer el paisaje. 
La burbuja de la íntima soledad revienta. 
Las sonrisas se sustituyen por distancia, 
por no tocarse ni con la mirada. 
Los dos viajantes se sientan a comer 
con la indiferencia de quien no se conoce; 
y mucho menos le interesa. 
El silencio y la distancia entre mesas; 
si los ves, no se conocen 
y tal vez hasta se detestan. 
Mirados los paisajes, 
probadas las comidas típicas; 
regresan al camino. 
Uno andando 
y el otro en coche, 
se reúnen en un punto lejano y solitario. 
La burbuja los envuelve, 
los encierra. 
Miel y sonrisas, 
caricias y besos, 
conversaciones profundas. 
Todo, 
hasta el próximo pueblo.


martes, 26 de agosto de 2014

Parejas

Pareja 1. Agua

En el océano el silencio es locura,
floto entre corrientes, 
sin rumbo,
sin sentido.

Los peces se acercan curiosos
a mi cuerpo, 
viajo como botella de naufrago,
vacía.
Sin mensaje dentro.

El mar siempre me llena
me urgía regresar
saltar fue mi decisión final.

Pareja 2. Viva

Café, 
te observo en silencio.
Relajado,
comienzas el día.

Lees,
tu mente reacciona,
Tu cuerpo,
estrés en un momento.

Te abrazo,
serenas tu cuerpo.
Sonríes,
miras al pasado y suspiras.

Te miras,
cansina mirada reflejas.
Harto,
tu amargura pesa.

Te beso,
tu corazón se inquieta.
Te dices,
un día a la vez.

Te suelto,
espero tu regreso.
Te extraño,
susurras en la puerta.

Esta muerta,
piensas un momento.
Yo vivo,
te susurro al oído. 


viernes, 22 de agosto de 2014

Deseos

Deseo 1. Frontera

Déjame en esa frontera de hablar y escuchar sin tocar. 
En ese límite de las sonrisas y un ligero roce de dedos.
En la expectativa de lo que puede ocurrir.
Solo disfrutar estar, reír y escuchar.
Ese preludio mental de lo animal
Antes de sentir tu lengua invadiendo mi boca, mordiendo.
Antes de perderme en el placer de tocar tu piel
De escuchar gemir nuestros cuerpos.
Antes de perder el control y la memoria.
Déjame disfrutar tu mente y acariciar tu corazón.

Deseo 2. Paciencia

El letargo de la espera, la paciencia y la ganas que llegan. 
Para mi las caricias quedan, reptando bajo la piel, recordando.
La memoria precisa de lo que provocan y comienza la reacción.
Los latidos más cerca de las entrañas, 
El dulce olor que comienza a subir.
Conduelete de esta piel que despiertas al tenerte cerca.
Seré fría antes de derretirme en tus manos,
Seré indiferente a tu sonrisa hasta que sucumba a tus caricias
Iniciemos pacientes que el calor sube sin tocar.

Deseo 3. Aroma

Pierdes la mirada en el horizonte, recordando añejos sentimientos, que no dejan de latir en ti. Te invaden sensaciones y tocas sin querer tu boca, recordando como se sentían al besar esos labios que te siguen diciendo "te amo". La mirada aparece y piensas "ojos de gata". La carcajada sonora por saberse querida, amada en demasía. Saboreas las lágrimas que tantas veces besaste tomando su cara entre tus manos. Muchas de ellas provocadas por tus indecisiones y tu cobardía, otras las que no controlabas de manos ajenas que le estreñían la vida. Sigues sonriendo entre escenas, no olvidas y parece que la brisa del río te trae su aroma y lo pasea por tu nariz provocando, como ella cuando se paseaba desnuda delante de ti. "Saudades", dices, recuerdos sin dolor con sonrisas.

Deseo 4. Algún día

Me quedo presente en los momentos adecuados 
Me hago presente solo por el "no me olvides" acordado. 
De pronto querer que me abraces es imperioso. 
Luego quiero estar sola. 
Sonrío soñando verte una vez más. 
Sonrío porque se que tus brazos fueron una vez un hermoso hogar.
Sonrío porque a veces deseo poder regresar el tiempo atrás.
Allá donde nos quedamos. 
Sonrío porque eres el recuerdo vivo de que se amar,
con fuerza, osadía, convicción y comprometida venciendo miedos,
los miedos que da entregar el corazón.
Algún día tendremos un café 
Lleno de experiencias y muchas sonrisas, 
Plenos de ese amor que llena de luz un lugar.
Un día tu y yo una vez más.


martes, 19 de agosto de 2014

Clichés

Cliché 1. Sangre               

Demasiada sangre en una sola vida.
Ese rojo escandaloso, brillante, sugerente.
El sabor a hierro y un tipo de dulce adictivo.
Su olor penetrante, a vida, a muerte.
Y no hablemos de la menstruación.
Fuerte, sangre podrida, sangre muerta,
Sangre que estaba dispuesta a albergar vida.
Sangre desechada en metódico movimiento de sincronía.
Sangre al nacer, sangre que nos alimenta en el útero.
¿Es sangre lo que hay en mis manos?
¿Mi sangre?
Sabe a sangre, dulce, espesa, sana
¿Estoy muriendo?
¿Quién habla a mi oído?
¿Estoy sola?
Sangre tibia que moja mi espalda
¿Es de noche ya?

Cliché 2. Credo                 

Los credos terminan cuando te arrodillas ante alguien más.
La fe se acaba cuando de rodillas la niegas.
La devoción extremista y tu pasión por defenderla
eres tan endeble que te doblegas ante una nueva creencia.
Hueles el miedo y tus firmes convicciones se desmoronan.
Tus rodillas duelen y no lo sientes.
Cambias tanto de credo
que tu ego crece confundido de quien eres.

Cliché 3. Sexo Oral           

Sexo oral y sonríes al pensar,
las entrepiernas se humedecen y comienza a palpitar.
Despiertan las entrañas con un viscoso recuerdo.
Tu cerebro repasa las escenas a gran velocidad.
Revistas, películas, parejas, gran voyeur eres.
Lentamente comienzas a seleccionar y descartar.
Experiencias de menor a mayor intensidad.
La lengua de pétalo, la boca deliciosa, la mejor pareja.
La que más querías, la que más deseabas.
Tu estadística decanta en la suerte de una o dos que cumplen en toda variedad.
Ahora ¿Dónde están? y ¿Porqué tan solo estás?


lunes, 11 de agosto de 2014

Recuerdos

Recuerdo 1. Sin mi              

Un día voy a pasar frente a ti.
Un día no me notaras.
Un día me extrañaras.
Un día me seguiras para averiguar más de ese extraño mirar.
Un día te voy a elegir para estar junto a ti.
Un día te daré toda la miel  y un día dejaré de existir para ti.
Un día tendré una sonrisa de sol, una mirada de estrella y no sabrás que hacer, no serán para ti.
Un día moriré y tal vez seré completamente feliz.

Recuerdo 2. Un minuto        

Todavía guardo cariño por ti. Aún recuerdo la ilusión de estar junto a ti. Aún te veo derrochando falsa miel, sin salirte del mismo esquema de conquista.
¡Que suciedad escribir así!
Ni un altibajo, ni un momento de verdad, siempre enamorado enamorando, que horror tal grado de mediocridad. Ahora recuerdo porqué me alejé de ti. Al descubrir que solo quieres creer que sientes y la lujuria te pervierte. Cometes el pecado de mentirte y hacerte sufrir.
Que mas da... solo me acordé un minuto de ti.

Recuerdo 3. Idealiz{arte}    

Te espero como la tierra seca a la lluvia, 
Te quiero como a las jacarandas con sus flores moradas.
Te deseo como al café de las mañanas.
Te idealizo como al fin del mundo.
Te pienso como a un libro viejo.
Te pienso para llevarte conmigo a todas partes.
Te presento mis letras porque de alguna manera es ponerte a mi lado tomando café.
Te pienso con las entrañas, muy humano lo mío, muy lleno de vicios y bajas pasiones.
Te pienso para olvidarte después del sexo lleno de anhelo.
Te pienso antes de eso, sonriendo, hablando y escuchando.
Todo tan etéreo, tanto que no quiero arruinarlo con un beso y hacerte de carne y hueso, tan lleno de la nefasta humanidad.

Recuerdo 4. Memoria          

Empecemos despacio, no hablemos. Disfrutarte con el ensordecedor ruido de la gente. La tenue luz y la fresca noche. Disfrutarte sin razón aparente, como disfruto la lluvia cuando llega. Disfrutar aún sin tocar, sin escuchar, sin saber que no estas más. 
Sigo preparándome para tu inminente partida, imaginando como sentirme cuando en este mundo no estés más. Sigo conversando contigo en mi mente, con la mirada perdida para los demás. Evadiendo los intentos suicidas de querer conectar de la gente normal.
Ajena, distante, solitaria e inalcanzable. Una loca más.