jueves, 30 de octubre de 2014

Difuntos

Silencio              

¿Me piensas como yo lo hago?
¿Me recuerdas cuando menos lo esperas?
A mi me pasa, no muy seguido.
Generalmente a solas cuando me acerco a los libros.
Extraño el silencio de tu presencia leyendo a mi lado y tu mirada de soslayo.
Las noticias de tiraje de domingo que me indignaban. Esa febril emoción que tomando mi mano y asintiendo a cada blasfemia conferida contra la humanidad, calmabas sonriendo al decirme "Vive, que pronto te irás".
Nuestra relación llena de palabras aderezadas con perfectos silencios y miradas, que se entendían sin dudar y las palabras no se malinterpretaban. 
Ahora solo tengo ese silencio de la ausencia de tu presencia, ese silencio de la muerte que es tan amargo.

Espectáculo         

Se apagan las luces, se cierran cortinas y todos siguen sin mirar atrás.
Se marchan y me dejan sin más, no quieren mirar.
La noche cae y mis lágrimas se pierden.
Observo la noche, el oscuro cielo deshaciéndose.
Desde el piso observo el paso de la gente.
Indiferente.
Mi vida fluye, se aleja de mi, marchándose en silencio.
Sin adiós, sin despedidas; ni sonrisas, ni besos, ni caricias.
Y al final de todo sonrío, porque recuerdo que este dolor es pasajero.
Mañana estaré viva, en otro lugar, en otro cuerpo.
Estaré por un breve momento llamado vida.

Él                        

Acepto su partida con calmada parsimonia.
Observo su ropa manchada de tierra.
La cama deshecha con restos de calor.
No hemos hecho el amor.
No hemos tenido sexo.
Eso hace tiempo se acabó.
Ni un beso me dejó.
Su compañía era un fantasma silente.
Hastiado de mi, del sabor de mi boca.
Una costumbre monótona.
Nunca supe porque se quedó,
pero sí la razón de morir.




Cartas a un muerto


Hola. Tanto tiempo de no contactarte. Tantas ganas de escribirte. No me atreví hasta este día. No sé si especial o simplemente se me hace fácil pensar que esta carta te llegaría.
Quisiera empezar por ofrecerte una disculpa; por alejarme sin decir adiós. Por dejar que problemas entre él y yo me alejaran de una maravillosa persona como tú. Debí haberte explicado el motivo de mi silencio. La ausencia que dejé al no escribirte más, la soledad que sentí al no ver más tus correos. Pero hoy después de 13 años vuelvo a hacerlo.

Hace no mucho me reencontré con él. Hablamos como si no hubiera pasado el tiempo, entrelazamos miradas como si nunca nos hubiéramos alejado. Tomamos café como hacíamos, en silencio. Me encanta la forma en que me dice "sos mundial morocha". Esa frase que me adjudico permanentemente. Después de ese breve encuentro como oasis en desierto, se marchó. A tu lado, a hacerte compañía. Me lo dijo y me salió una sonrisa al recordar toda nuestra correspondencia.
Después de un tiempo a tu lado y sus llamadas clandestinas por la noche para ocuparse del amor que nos tenemos, y para no volver a perdernos en el silencio de la distancia que duda de si todavía existe el otro o solo fue un error de comunicación. Me habló. Diciéndome que tu sabías de nuestra comunicación y nuestro amor. Me dijo que preguntaste por mi y que le contaste de nuestra divertida correspondencia. Me contó que mandaste saludos. Aunque después soñé que te despedías.

Eres esa persona que podía bromearle con cosas serias y hacerte reír con ellas. Como aquella vez que te dije de un embarazo (ficticio obviamente) y que ese era el verdadero motivo de casarnos. Te hizo brincar de alegría y luego al desmentirlo, dijeras entre carcajada "hija de puta" ¿Recuerdas?
Claro que sí, porque le contaste a él que yo era un "aparato". Le contaste la anécdota del embarazo. Él sorprendido de nuestra intimidad se rió con fuerza diciendo "hija de puta esa morocha linda". Y tu reíste a carcajadas con las últimas fuerzas que te quedaban.

El domingo 25 de marzo soñé contigo. Soñé las calles empedradas y llenas de lluvia. Soñé que me detenía en un kiosko a comprar una revista. Todo era gris y triste. Yo iba de blanco y él de negro. En un salón, un sacerdote decía amén y comenzaba la música. Lánguida y triste, él bailaba conmigo y lloraba; mientras yo besaba sus mejillas.
Y el 26 de marzo del 2012 tuve que consolarlo. Lloró tanto y tan mal estaba; que me rogó que nunca lo dejara. Lo que su dolor no le permitía ver era que nunca nos habíamos dejado, ni siquiera estando separados.
No tenía corazón para decirle lo mucho que te iba a extrañar. Lo mucho que me hubiera gustado platicar contigo. No tuve corazón para decirle que la muerte es un paso y solo nos queda aceptarlo. No quise decirle que a pesar de los años separados, tú siempre ibas a ser mi amiga, mi suegra. Solo pude tragarme mis palabras y consolarlo. Sé que eso querías cuando soñé tu funeral; e hiciste que visitara las calles tristes de tu Buenos Aires, de tu Argentina querida. 

He aquí la carta que te debía querida mía. 

Hasta luego suegra; mi eternidad se vuelve corta y tal vez (al menos eso espero) volveré a verte pronto y tendremos ese café en la muerte que en vida nos debemos.



miércoles, 29 de octubre de 2014

He sido yo

He sido yo.
La mezcla de febril amor y agonía,
que en sus brazos derrumbaba cada día.
He sido yo.
La obsesiva solitaria que jamás lo rechazó,
que jamás le dijo no a sus idas y venidas.
He sido yo.
La que lo empujo justo cuando tropezó,
más allá del borde de su control.
He sido yo.
La que murió queriendo sostener su vida,
con retazos de sonrisas y caricias.
He sido yo.
La que perdió una vida haciéndole ver su valía,
para yo perder la mía.
He sido yo.
La que escribe lo que pudo ocurrir,
pero que no permití.
He sido yo.
La que sobrevivió la mortal herida,
de su constante agonía por la vida.
He sido yo.
La que decidió alejarse de su amor,
que solo ejerce dolor.
He sido yo.
La que aún te ama sinceramente,
pero lejos eres mejor amor.
He sido yo.
La que brutalmente sincera,
se alejo de ti.

martes, 28 de octubre de 2014

Cansancios

Hastío

Me quiero ir en silencio, sin aspavientos, sin alcohol y lágrimas.
Me quiero ir con la espuma del agua y la noche profunda.
Me quiero ir a solas con los recuerdos golpeando mi vista, con la vida deshilachándose en imágenes selectas.
Me quiero ir sabiendo que fui buena.
Me quiero ir con el amor desgajando mi alma en lágrimas.
Me quiero ir recordando caricias, sonrisas y hasta el odio que me tienen algunos.
Me quiero ir escuchando el crujir de las ramas con el viento oceánico.
Me quiero ir arrastrada a mi lápida de agua salada, hasta que reviente el planeta y me mande a las estrellas.

Gente

Salgo al mundo y el corazón se oprime, late con fuerza y me timbran los oídos.
Miro rostros, gente, todas muy cerca, mucha gente para mi gusto.
Me angustio y siento un grito pujando en mi cabeza. 
Un nudo en la garganta y lágrimas empujando mis ojos.
Quieren salir, limpiar, dejar lo que pienso en paz.
Las multitudes comienzan a causarme angustia.
Me controlo cada vez peor. 
Sigo esperando el momento de irme, lejos, a la soledad perfecta del mar.

Flotar

Un mar de gente; brazos, piernas, miradas, manos y bocas.
Olores, humores, calores.
Nado, sigo y giro.
Me hundo buceo y forcejeo.
Salgo, tomo aire, respiro y floto.
La corriente es fuerte y me lleva al fondo.
Casi me ahogo.
Surjo, braceo, pataleo y continuo. 
Me alejo, siento que cada vez estoy más cerca y no sé como.
Sigo con fuerza, las manos se aferran, no me sueltan.
Los lamentos resuenan, los llantos me llenan.
Nado sola y de pronto más gente, sola.
Al unísono alejándonos de todo, de todos y el cuerpo funciona.
El universo en uno y de pronto tu mano me roza.
No estoy sola; me digo; aunque no te miro.
Continuo flotando hacia las estrellas.

martes, 21 de octubre de 2014

El problema

El problema no es pasar unas horas contigo.
El problema no es ese fuego latente.
El problema no es amanecer a tu lado.
No.

El problema es el día siguiente de dejarte.
El problema son los placenteros dolores que a veces no me permiten ignorarte.
El problema son las moradas marcas que quedan.
El problema es la sonrisa que pugna por salir murmurando tu nombre.
El problema es que no quiero pensarte.
El problema es que mi piel no deja de sentirte.
El problema es que el cuerpo esconde vicios.
El problema es todo esto que escribo.
El problema es escribirte y se vuelve adictivo.
El problema NO es que no quiera escribirte.
El problema es que escribo de mucho que es recuerdo y tú eres solo presente.
El problema es que me gusta tu compañía.
El problema es que inspiras.

Como problema hay muchos.
Pero el problema que más pesa es el sexo tan horrible que tenemos.
Entre murmullos, sábanas y sillones.
Paredes, camas y baños,
entre películas y café con helado.
Sonrisas, bromas y sarcasmos.
El problema es que me olvido que somos animales y todos copulamos.
El problema es que tu piel combina con la mía.
El problema es que somos amantes que no se cansan de desearse.

El problema NO esta en que leas,
El problema es que interpretes a tu manera.

Un verdadero problema sería que pensara en ti más allá de plasmarte en unas efímeras letras.


miércoles, 15 de octubre de 2014

Morena

Parado en la orilla del mar, de este frío mar. Escucho el oleaje y el viento helado me hace encoger los hombros. Observo las olas y miro el reloj. Estoy perdiendo la razón, anhelo verte llegar entre las olas, o que me abraces por la espalda. Tus manos oliendo a la naranja que acabas de comer, mirar de reojo tus oscuros ojos morena, tus rizos al viento y tu risa pícara.

Parado al pie de la casa, a la orilla de la playa. De esta casa, cálido hogar de los últimos años de nuestra vida juntos. Siento esta soledad que tanto amamos y celamos, que solo compartíamos el uno con el otro, uno que otro libro y muchas miradas llenas de sentimientos.

Parado al pie de la cama, nuestra cama. La que vio los últimos hervores de la lujuria en estos cuerpos marchitos como árboles viejos. Imagino tu boca y tus ojos justo antes de un beso, invadiéndote poco a poco con las caricias y juegos que aprendimos de memoria; pero que nunca dejaron de gustarnos. Esta cama que vio tus últimos momentos en esta playa alejada de la vida humana que tanto detestabas.

Parado al pie de los recuerdos, en este mar helado que se ha enojado de no lamer más tus pies con osadía, en este viento que sopla queriendo arrebatarte ya de mis manos, frente a esta casa que cruje en señal de protesta por este repentino abandono, esa cama que gime porque le hace falta quien la tienda con cariño, esmero y sábanas blancas.

Parado en este entierro sin funeral, sin lágrimas porqué no he de llorar por la que me quiso día a día sin pensar de más, que me acompañó con valentía en mi soledad. Este mar te reclama y el viento te llama. Cariño, te he de soltar.

Parado en esta vida veo tus cenizas volar, dar volteretas y dejar un poco en mi cara surcada de agua salada. Me has dado un beso de despedida que no podré olvidar. Eres a la que quisiera repetir una y mil vidas más.


martes, 14 de octubre de 2014

Vicios

Dolor                   

Observarte con parsimonia que corta la razón.
Calor asfixiante, lleno de humedad.
La eternidad concentrada en el ambiente. 
Una gota de sudor recorre tu espalda.
Sentada en tus talones, mirando al piso.
Tus manos posadas suavemente en tus muslos.
Tu paciencia compite con la mía.
Paseo mirando de reojo tu figura. 
No soy dura, soy una sonrisa pícara.
Espero el momento más pesado de tu espera
comienzo el rugoso cariño que tengo hacia ti.
Pensemos en pinzas, fustas y piel roja.
Saborea el silencio, mis pies descalzos y el roce de la ropa.
Comencemos por las ataduras.


Loop                    

Las agujas en el pecho y a cada encuentro se clavan más.
Llegará el punto que no podrás sacarlas más.
Te vas a desangrar en dolor.
Sigues insistiendo en ese placentero ardor.
No lo quieres aceptar,
entre más lejos estás
se vuelve tu obsesión regresar.
Deja de pensar, hazlo ya.

Fuego                

Algunos despiden un fuego fatuo, 
que me deja maravillada.
Me intrigan las ilusiones quebradizas.
Las promesas imprudentes.
Todo entre besos, versos y sonrisas.
Lo mejor de ellos en unos momentos.
No me extraña cuando aterrizan, 
de manera forzada por susurros de razón.
La realidad es un desazón. 


1er Orgasmo

Recargada en una pared, falda arriba, bragas abajo, piernas abiertas. Sus manos apretando mi culo. Su cara hundida entre las piernas. Su lengua lamiendo, su boca succionando, círculos y ritmo cada vez más rápido. Gemidos, calor y explotar en la oscuridad. Aprieta con sus labios y lame despacio. Acaricia las nalgas y las piernas. Levanta mis bragas y me las pone, baja mi falta y me arregla. Quita el cabello de mi cara. Se recarga contra mi. Siento su cuerpo delgado, su cadera afilada, su miembro erecto. Me besa duro y suspiro.

- ¿Te ha gustado?

Me cuelgo de su cuello y solo suspiro.

- Vamos, te llevo a casa, son las 9:00 pm, quedaste de estar temprano.

Caminamos 2 calles. Mi entrepierna palpita. Me toma de la mano.

- Entonces ¿Somos novios?
- No sé.
- Vamos ¿Porqué no?
- Es que no estoy segura.
- De acuerdo, entonces ¿Nos vemos mañana?
- Te busco.

Entro a casa. No hay nadie todavía. Me recuesto y siento. Los ojos cerrados y tengo las sensaciones a flor de piel. Tal vez si me gusta de novio, pero... Solo tengo 16 años ¿Para qué un novio?



lunes, 13 de octubre de 2014

Vida

Humanidad            

Las lágrimas atacan sin piedad,
sin aviso, con impotencia.
Externa observadora de la injusticia,
tal vez divina, 
tal vez humana,
carente de sentido.
Desesperanzadoras imágenes inunda los ojos,
la mente y el corazón se rompe.
Solo un ser humano sin poder, 
solo con la fuerza de seguir.
Su alma indignada ante la enfermedad,
esa que se hace llamar humanidad.
Ese vació en el cuerpo que carece de alma, 
una cáscara que no sabe ya distinguir la maldad.
La humanidad, por mi, podría desfallecer sin regresar.


Futuro                     

Resignación, o aceptar los hechos.
Decir que te quiero es aceptando lo peor.
Nada dura por siempre,
los momentos efímeros son dignos de deleite.
No busco lujos, mucho menos destacar.
No observo futuros, ni me atrevo a soñar.
No pienso en ti mucho, por miedo; es la verdad.
Basta con encariñarse con un animal,
al cuál verás marchar dejando una especie de soledad.
Pienso en la partida inminente, dejar todo atrás.
No busco tus besos, solo llegas y los das.
Me he vuelto fría; lo sé.
Pero algún día todo esto morirá.
No me gusta sufrir de más.


Realidad                 

La soledad revuelta con vistazos de compañía.
Añorar brazos que nunca apretaron y solo soltaron.
Pensar en bocas que solo pronunciaron promesas,
esas que dejaron morir en el intento de cumplirlas.
Vidas que exigían sacrificios y no hacían nada por cambiar.
Suspiros prodigados que robaron vida,
Suspiros que buscan regresar.
Soñar en cristal que estallan al despertar,
Realidad cubierta de sangre por sueños rotos.
No sueñes, puedes no regresar.