miércoles, 2 de marzo de 2022

Una Emoción

El mar me sabe a la sal que pude probar de tu cuello, en las mañanas de un domingo en tu cama. 

Es mi futura tumba de agua salada. Lo pensé profundo, demasiado y en silencio estando contigo. 

Es el recuerdo de los corazones solitarios que laten sin cesar, sin menguar, con la melancolía de observar la inmensidad. 

Será que quiero llevarte conmigo, como llevo la memoria de nuestro años juntos, en lo profundo de la mente y el cuerpo.

El mar se volverá mi cuerpo, mi alma y mis besos. Todo aquello que aún te extraña y ansía tu regreso.

Te he amado con la calma de una bahía y la fuerza de un mar abierto. De cierto modo salvaje, indómito e inmenso.

Me he quedado sin fuerza para seguir nadando. Me quedo esperando a que algo me lleve a la profundidad del olvido.

Desearía estar contigo, pero no hay nada que hacer cuando alguien te dice "no quiero" frente a un mar de esperanza.

No puedo seguir escribiendo sin sentir el miedo abrazando mi pecho diciendo en mi oído, que estas a un paso de extraviar nuestro cariño.

Y es entonces que mi tumba me llama, solicitando la presencia de estos sentimientos derrotados, agobiados y casi arruinados.

Me sostengo de un fino hilo de recuerdos, me niego a soltar y hago equilibrismo.

Si aún no se ha entendido, te extraño y me niego a caer en el pozo profundo del olvido.