Mort 1: El cuarto
Camino de puntillas por toda esa oscuridad, para no despertar muertos al pasar. Llego a esa puerta y saco la llave sin prisa. Entro en silencio y cierro la puerta detrás. Prendo la luz de la mesa de noche... Ahí estás. Dormido, en paz, justo como te dejé cuando te quisiste ir sin mirar atrás.
Este rincón donde nadie llega, donde nadie te encuentra, donde solo yo puedo pasar es ideal. Un jardín no sería buen lugar, no podría verte descansar. La mejor decisión fue hacerte embalsamar.
N'est pas mon amour?
Mort 2: Opciones
¿Y si pudieras regresar?
Lo siento, no quiero más. Esta vida ya no la quiero más. No tengo miedo a lo que vendrá... No, no, espera... Sí, quiero regresar. Para abrazarlo una vez más, decirle que es lo más grande de mi vida. Oler su olor, que es el mío. Mirar esos ojos que son los míos. Secar sus lágrimas, decirle que no esta solo. Que se tiene a si mismo y eso es más de lo que mucha gente tendrá. Decirle que el dolor menguará hasta que la lágrima se vuelva sonrisa al recordar. Que el amor no muere conmigo, que lo voy a extrañar. Después... me puedo marchar. Era solo recordarle que es el amor más grande y puro de mi vida, mi hijo.
Mort 3: El Profeta
La vida reverdecerá, lluvia de vida vendrá... Y la humanidad... LA HUMANIDAD ACABARÁ...
Escuchaba el discurso de siempre del loco de la esquina. El pordiosero, el que no le queda razón, solo la vida y el mundo que anhela en la cabeza.
Pero tú... ¡Tú! Verás el final sentada en una colina, verás el mundo arder sin piedad y sobrevivirás.
La maldición que me llevó a la eternidad, la que me hace estar de pie observando el mundo acabar y escribiendo para ti. El que me leerá, el que me entenderá. Cualquiera que sobreviva a este despiadado final.
Mort 4: El terror
Escuché las botas resonar al unísono; a la distancia. Un ritmo perfecto, atemorizante y a cada retumbar dábamos un paso atrás. Hasta que me detuve, me planté y no deje que el terror de mi imaginación me hiciera huir. No, me quedaría, veré mi final, estoica, fuerte.
Parada, escuchando el terror que se acerca. El silencio que rodea todo, el resonar de las botas que vienen. Un simple cuchillo en mi mano y lo que veo a lo lejos me paraliza. El horror que llega no tiene nombre. Aferro mi cuchillo. Todos detrás me miran expectantes. Si me rindo, nadie sobrevivirá...