lunes, 16 de febrero de 2015

¿Recuerdas?

¿Recuerdas esos te quiero susurrados en el oído? A penas audibles, como primer hervor de la mañana. 
¿Recuerdas como tu espalda se arqueaba? Para recibir la primera caricia del día. El primer beso en la nuca. Con suaves dedos recorría su longitud hasta llegar a la base de la misma y acariciaba la redondez de tu suave culo. Olía tu piel y olía a dulce, olías a mis besos. El olor de mis sábanas impregnado en tu cabello. Olías a mi sexo que una vez más ansiaba batallas. Sentía el etéreo sueño irse poco a poco y darle paso a los sonidos mullidos de las sábanas. 
¿Recuerdas todo eso? 
Recuerdo la ansiedad de poseerte, no querer que te marcharas. Recuerdo la lucha de soltarte con una sonrisa y ocupar mi soledad en otras cosas. Esperaba tu regreso con anhelo inconsciente. Disfrazado de paseos, cafés y trabajo. Ejercicio, caminatas y cine. Con amigos y uno que otro flirteo. Con el oleaje distante, entre graznidos de gaviotas y en otras ocasiones de cuervos. De pronto llegabas, yo subiendo escaleras y tu sentada en los últimos peldaños de mi rellano. Me percataba de lo mucha falta que me hacías.

El día que te dije que me iba; me pareciste fría, desinteresada y no caí en cuenta que solo era una fachada. Ese día al despedirte me dí cuenta que te desmoronabas; conteniendo lágrimas y un sollozo ahogado dijiste que no me marchara, que esperara solo un par de días.

Los días se volvieron semanas y luego meses. Mi corazón frío, dolido y mi ego retorcido te detestaban. Pero mi memoria te acariciaba, mi piel te mimaba. De mis largos andares por la ciudad; triste y enojado; llegué sin darme cuenta al cementerio que tan bien conocías. Que tanto te gustaba por los muchos años de tener que visitarlo de la mano de tu madre. Y ahí al darme vuelta leí tu nombre en un sepulcro frío, gris y triste. Abandonado y sin flores donde abajo de tu nombre una sola frase se leía:

No me visites más de la cuenta, que ya estoy muerta.


martes, 10 de febrero de 2015

14 de Febrero

Amor; o tal vez no debería llamarte así. Tal vez debería dejarte ir. Tal vez no eres para mí. Generalmente no pido, exijo o ruego porque permanezcan a mi lado. Generalmente me gusta observar la naturaleza de la relación y disfrutar el desarrollo de la misma. Generalmente me apaciguan los momentos indiferentes. Aquellos en los que duermes, comes o tomas agua. Cuando estás triste me pone los nervios de punta. Y trato de hacer algo especial por ti. Tal vez hoy que es 14 de febrero, el que nunca celebro, junto a ti sea inolvidable. Tal vez hoy sea un buen día para llegar a un buen fin; tal vez sea apropiado dejar este día apartado para terminar por fin esta relación "mal sana", como tú le llamas. Donde gobiernan tu ego desmedido y tu lejanía cada vez más palpable. Me has dicho que esto es enfermo, que sería mejor morir antes de seguir en este tormento. ¿Porqué no puedes ver la dicha que te rodea? Estoy entregada a ti, a complacer tus deseos, tus anhelos; y tú solo piensas en partir. Esto no debe seguir así. Mejoramos como pareja o mejor matamos la relación de tajo; que sangre, se desangre y agonice hasta que quede fría y por fin; el tiempo, la naturaleza y la vida destruyan el cascarón de la esencia de esta relación. No; querido mío; no. No tiembles todavía al leer esto, es solo una posibilidad que acabo de pensar. No me he decidido aún a dejar esto por fin. Mi amor hacia ti, es más que algo experimental. Más que un sótano frío, húmedo y lleno de esqueletos de vidas pasadas; de amores que dejaron de luchar. Tú eres un gran guerrero. La fortaleza de tus manos cuando han intentado asfixiarme mientras te monto excitada con el olor de tu sangre; y tu bondad infinita al dejarme vivir porque no puedes dañar a un ser humano, ni siquiera a mí.
Tal vez sí debería llamarte así, amor MÍO. Esta noche he cocinado y me he vestido solo para ti. Esta noche las cadenas se trasladan a mi cama y los azotes serán entre suaves y cálidas telas. Hoy gritaras amordazado y tus manos podrán asir mis caderas mientras me corro montada en ti. Esta noche de 14 de febrero será perfecta.
Listo amor MÍO. Deberíamos casarnos y para demostrar mi compromiso eterno. He mandado a hacer un collar de acero inoxidable; a la medida de tu grueso cuello. No llores; que no he terminado. Por favor no sigas pensando que esto es enfermizo, es solo un tipo de amor distinto al común denominador que conoces. ¿Es que acaso no se nota en cada laceración hecha con experto cuidado para no tocar arterias o venas importantes? Te mantengo vivo y sano. Por mucho más que esto te amo.

Feliz San Valentín, amor MÍO.

lunes, 9 de febrero de 2015

Amanecer

Sientes como me levanto temprano. A penas antes del amanecer. Como toda la vida, como todos los años, como todos los días de esta vida juntos. Escuchas el ruido de preparme el café. El silencio te dice que ya la taza esta en mis manos. Cierras los ojos y me imaginas mirando por la ventana, tomando a sorbos el café que quema mis labios. Sabes que pronto saldre a caminar por la orilla de este mar que nos ha visto desgastar nuestros mejores años. Escuchas la puerta y te levantas. Miras por la ventana y me observas caminando. Hasta detenerme frente al arrecife donde las olas rompen salvajes. Sabes que le recito poemas que pienso en el momento, a ese mar embravecido que se ha llevado tanto y nos ha dado tanto. Sabes que lloro un poco cada que termino de hablarle a la espuma, de regalarle las lágrimas que el oleaje arranca de mi corazón. Me miras caminar de regreso y cuando volteo hacia la ventana; sé que estaras ahí para sonreirme de lejos. Levanto mi mano y te saludo con una sonrisa y un te amo susurrado. Camino hacia la casa que nos ha adoptado, sonriente porque pronto tomaré tu mano, besaré tus labios y miraré mi reflejo en tus ojos castaños. Este ritual que parece demasiado cotidiano, es el que nos mantiene vivos, y juntos año tras año. El amanecer, el café y las arrugas que se acumulan mientras más tiempo estamos lado a lado.