miércoles, 7 de enero de 2015

Vacíos

Certeza              

Sé el defecto que tienes de endulzar las heridas. Sé que el miedo de tenerme a tu lado toda la vida provoca huir. Sé que sabes que brincaría hasta ti. Pero también sé que te conoces, como para no hacerme pasar por el infierno que sostienes en tus manos. Que me amas para no destruirme con tus ciclos de melancolía y ausencia que rigen tu vida, tus años. Que me miras de lejos y acaricias mi recuerdo, porque tenerme a tu lado significa cambiar lo que no quieres. Que tus vicios son arraigados y prefieres verme sonreír de vez en cuando, a escucharme llorar entre tus brazos.

Depende             

El amor depende de tu experiencia, de tus ganas de vencer miedos o escudarte en ellos. El amor depende de tus ojos abiertos, de tu mente cerrada, de tu corazón enfundado de hierro. El amor depende de la conexión entre tu razón y tu corazón, depende del tartamudeo de los latidos o si dejas de estar vivo. El amor depende de vencer sentimientos inútiles y ejercer la razón. El amor son sentimientos razonados, circunstancia precisas, sin ilusiones fantásticas; al amor depende de ti, de conocerte y probar sin miedo al fracaso, que el amor en sí es triunfar; que amar es ya ganar.

Besos hastiados     

Un poco más de juegos antes de deslizarme bajo tu cuerpo. Antes de sentir la inminente fuerza de tu peso. La fortaleza de tus manos, apretando, magullando, acariciando, pellizcando. Mi boca urgente de tus besos, mi oído esperando la sinfonía de tus gemidos. Tu piel ansiosa de sentir el roce de la mía. Todo perfecto hasta que la gloria del goce sea aburrida. Hasta que me beses hastiado y sepamos que todo ha terminado. Donde nos tomemos de las manos y nos quede refugiarnos en la charla para amenizar a las ganas dormidas. Hasta que despierten en otras pieles, en otros ojos, en otras sonrisas.

Hace día            

Hace día de no pensar, de no desear, de olvidar. Es un día para meditar, dejar pasar y no empartanarse en emociones. Es día de amar con libertad, de no recordar, de no volverse muletilla de cansancios. Es día de abrazar de lejos, sin miradas, sentir el calor que irradian los cuerpos. Es día de bordes, como el de tus labios, tus dedos, el borde la cama. Es día de orillas, de mar, de río, del vaso con agua que hay que tomar para no desbordar. Es día de estar el límite de sucumbir a la pequeña muerte que das entre besos y despertar para morir de verdad. Solo es un día más.