Camino
Si estuvieras a la mano te llenaría de besos
sonrisas.
Me bebería toda la cerveza que pudiera
reiríamos a carcajadas.
Pasaríamos momentos melancólicos,
para hacerlos insulsos con una mirada.
No puedo obviar lo que siento cuando te pienso;
lo mucho que te extraño
y no es para llevar una vida a tu lado.
Es solo por pasar unas horas contigo,
abrazados,
mimándonos en silencio.
Demostrando lo que nos queremos
a pesar de las circunstancias.
Solo eso.
Unos momentos contigo
y seguir así tolerando la eternidad.
Mi eternidad cada ves más corta,
mi eternidad que pesa,
mi eterna soledad.
Esa soledad duda de querer a alguien más.
Sigo andando el camino,
vueltas y recovecos
salto pueblos y cruzo fronteras.
Sola voy a terminar.
Casa
Camino entre habitaciones,
recordando lo vivido.
Las miles de veces que la vida me ha enseñado
y no quiero aprender.
Me he caído,
levantado;
fuerte,
valiente.
Las decepciones son las mismas,
las más dolorosas,
las ya repetidas hasta el cansancio.
No dejo de creer y vuelvo a caer,
confiada.
Todo puede ser usado en mi contra.
Todo se dice nada se guarda.
Recaigo en soledad que me impongo
como defensa.
Caigo en chantajes que duelen.
Los problemas son perfección y armonía.
Las sonrisas heridas.
Palabras que queman y hieren.
Cada vez cierra más rápido la herida.
Viaje
El encanto del viaje dura hasta el siguiente poblado.
Donde hay que apearse y conocer el paisaje.
La burbuja de la íntima soledad revienta.
Las sonrisas se sustituyen por distancia,
por no tocarse ni con la mirada.
Los dos viajantes se sientan a comer
con la indiferencia de quien no se conoce;
y mucho menos le interesa.
El silencio y la distancia entre mesas;
si los ves, no se conocen
y tal vez hasta se detestan.
Mirados los paisajes,
probadas las comidas típicas;
regresan al camino.
Uno andando
y el otro en coche,
se reúnen en un punto lejano y solitario.
La burbuja los envuelve,
los encierra.
Miel y sonrisas,
caricias y besos,
conversaciones profundas.
Todo,
hasta el próximo pueblo.